Los exámenes libres son una modalidad no muy conocida en Chile para aquellas personas que por algún motivo no han realizado estudios regulares o los han interrumpido. Según información entregada por el Mineduc, esta excepción fue autorizada el año pasado a más de 12.000 menores de edad y 69.000 a mayores de 18 años.
Para poder optar a esta excepción, es necesario realizar los trámites correspondientes en el Ministerio de Educación y, dependiendo si eres mayor o menor de 18 años, serán los requisitos que te exijan y los plazos que se fijan anualmente (esa información la puedes encontrar acá: exámenes libres para menores de 18 años, exámenes libres para mayores de 18 años). Una vez que tu solicitud haya sido autorizada, te indicarán las fechas para poder rendir los exámenes de acuerdo a los contenidos del programa fijado por el Ministerio.
Suena simple ¿no? Bueno, la verdad es que suena tentador no tener que ir al colegio, rendir la prueba y ser completamente libre, pero no es tan fácil. Primero, porque tienes que tener razones justificadas para que te autoricen a rendir exámenes libres y, segundo, porque aprender los contenidos por cuenta propia y generar hábitos que te permitan aprender no es tan sencillo como parece.
La dificultad de los exámenes libres no se centra tanto en la materia que debas aprender, en la complejidad de sus contenidos o en la imposibilidad de aprenderlos por tu cuenta, ya que finalmente lo que se evalúa es lo mismo que deberías aprender si estás en clases regulares. El mayor obstáculo para rendirlos y salir exitoso, tiene relación con la propia capacidad de ser autónomo y generar los hábitos y estrategias de estudio que te permitan aprender por tu cuenta.
Cuando tuve que prepararme para los exámenes, debido a una excepción que nos otorgó el Ministerio debido a las constantes movilizaciones de mi liceo, me vi enfrentada a un desafío que no me fue tan evidente hasta que se acercaron las fechas de rendición: darme tiempos para intentar aprender, concentrarme, generar hábitos que me permitieran ser constante y buscar información no era algo que hasta ese momento hiciera en el colegio. Yo era de aquellas personas que yendo a clases y escuchando iba a rendir las pruebas y resultaban bastante bien, jamás tomé un cuaderno para estudiar o hacer resúmenes y lo único que leía eran los libros obligatorios que nos evaluaban en lenguaje.
Es por eso que debes plantearte un horario, ordenar todos los días tiempos que te permitan estudiar continuamente y encontrar la estrategia que te permita entender mejor por tu cuenta. En mi caso, me sirvió mucho el contar con internet y especialmente con Youtube: hay muchas personas interesadas en compartir su conocimiento.
Los exámenes libres puedes ser fáciles o muy muy difíciles, eso depende completamente de ti.