Siempre nos han dicho que tenemos que estudiar mucho para “ser alguien en la vida” y que nuestro futuro depende de las notas que tengamos, de cómo nos vaya en la PSU o de que entremos a una buena carrera.
Hace unos meses, el ex presidente George W. Bush estaba dando un discurso en una ceremonia de graduación en la Southern Methodist University cuando dijo: “a aquellos que se están graduando con honores, premios y distinciones, les digo ‘bien hecho’. Y como me gusta decirle a los estudiantes de bajas calificaciones: ustedes también pueden ser presidentes”.
Bush estaba bromeando por su propio mal rendimiento en sus años de estudiante, lo que no le impidió llegar a convertirse en presidente de Estados Unidos. Y así como él, son varios los exitosos personajes que ni siquiera terminaron sus estudios, como Mark Zuckerberg o Bill Gates.
Los especialistas aseguran que la Educación es importante pero no el único camino para el éxito, y que la inteligencia no se puede medir por las calificaciones que tenemos en el colegio. Es el carácter del estudiante y sus experiencias las que determinan la dirección que tomará su vida.
Y, al parecer, a los “malos estudiantes”, como la gente suele decir, les cuesta mucho más vencer los obstáculos del sistema educativo y, por eso, tienen mayor tolerancia a la frustración e inteligencia emocional, elementos clave para tener éxito en la vida.
Así que no te achaques tanto si tu hoja de notas está más roja que la camiseta de la selección chilena de fútbol, porque las buenas notas no te garantizan el éxito en el “mundo real”. El verdadero aprendizaje está afuera de las aulas así que probablemente aprenderás mucho más conociendo el “mundo real” que en clases de matemáticas.