Su muerte sacudió no solo a Inglaterra, sino que a todo el mundo. Amy Winehouse, era encontrada muerta este pasado sábado 23 en su casa ubicada en el norte de Londres. Las causas de su fallecimiento son todavía desconocidas, aunque se especula con una sobredosis. La artista había sufrido depresión y tendencia al suicidio.
Sus admiradores y el vecindario de Camden mostraban de manera distinta su respeto y su tristeza por el trágico fin de una vida con talento musical a los 27 años de edad. La familia de la artista hizo público un comunicado en el que dice: "Con la muerte de Amy hemos quedado desprovistos de algo en nuestras vidas; Amy era una hija, hermana y sobrina estupenda, su muerte abre un profundo agujero en todos nosotros, pedimos privacidad y espacio en este terrible momento".
Varios lugares cerca de su domicilio se convirtieron en santuarios devotos a la cantante. Allí dejaron cigarrillos, fotos, latas y botellas de cerveza, un elegante vaso con un líquido amarillo, improvisados poemas y mensajes como "I say no, no, no" de Rehab, su gran éxito.
La británica, uno de los mayores talentos musicales aparecidos durante los últimos años, no fue capaz de ponerle freno a su vida. Su inmensa capacidad para colocarse con apenas dos discos en el podio del soul, fue mezclada por una vida llena de abusos y desorden.
Un hombre a la BBC señaló que “Sabíamos que no pasaría los 33 años”. Sus últimos años fueron un descontrol total, Fiestas constantes, dealers entrando y saliendo de su casa y periodistas haciéndole guardia para registrar primero que nadie el nuevo exceso de la mujer.
En el año 2003 conoció Blake Fielder-Civil, el tipo que no solo fue su marido y gran amor, sino el que lo inició en el mundo de las drogas duras. El crack, la heroína y la cocaína llegaban a cada rato, y esto tuvo un punto máximo cuando su segundo disco “Back to black”, en 2006, la consagró como la máxima exponente del nuevo soul.
Entradas a clínicas de rehabilitación y desequilibrios alimenticios fue lo que ocurría por esos días. El periodismo británico cubría su vida como si se tratara de un reality y sumaban a su familia. Su padre, otro personaje importante del clan, salía apoyando las causas contra las drogas y aseverando, cada cierto tiempo, que su hija ahora sí se dedicaría a la música para lograr sus otros sueños: casarse y tener muchos hijos.
Las buenas intenciones se las llevó el viento. Basta ver sus últimas apariciones que fueron impactantes. Durante el verano, en uno de sus shows en Brasil, se paseó desnuda por los pasillos de un hotel en Río y hace alrededor de un mes atrás, aparecieron imágenes de ella en que no podía sostenerse en pie en un concierto en Belgrado. Su productor Mark Ronson, se cansó de su comportamiento.
En ese contexto, su muerte se veía venir. La poca capacidad de controlar su destino y el desperdicio de su inmenso talento eran los síntomas evidentes que el final se acercaba. Por algo, en su barrio las apuestas se habían hecho con tanta anticipación.
Amy Winehouse, “Una corta vida de talento y excesos”
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