En el colegio, cada año se elige un nuevo centro de alumnos: ese grupo de personas que tiene el deber de representar a los estudiantes de los diversos cursos, y sacar la voz por ellos ante el director y los profesores, para hacer valer sus derechos de pingüinos. Pero, ¿realmente cumplen esa función o se trata más de una pose que en el fondo no sirve de nada?
Cuando yo estaba en el colegio, la elección del centro de alumnos era todo un acontecimiento. Casi siempre eran dos bandos que se enfrentaban entre sí, haciendo campañas políticas, casi como las que vemos por la tele cuando se va a elegir un presidente para Chile. Obviamente, siempre había una lista favorita, ya sea porque tenían mejores proyectos, o porque sus integrantes eran personas más sociables, que tenían más amigos en los distintos cursos para ganarse sus votos.
La función de este grupo de estudiantes era, principalmente, organizar diversas actividades cuando fuera apropiado, tener pleno conocimiento de las reuniones, tanto fuera como dentro del colegio, y como decía antes, ser un fiel representante de los alumnos del establecimiento. Sin embargo, no todos los años se cumplía en un 100% esta labor, ya que algunos centros de alumnos terminaban siendo sólo una imagen, que no llevaba a cabo ningún tipo de “mandato” y, por la misma razón, no se les tenía respeto ni por si acaso.
Los proyectos que los centros de alumnos presentan al postularse como lista, suelen ser muy estimulantes en un comienzo, pero cuando nos damos cuenta de que pasan y pasan los meses, y estos no se están cumpliendo para nada, es una lata, porque sólo en ese momento, descubrimos que nos hicieron tontos, y que todo fue una farsa. ¿Para qué prometen cosas que saben que no podrán cumplir?
Siempre se agradece que ésta sea una directiva que realice actividades a nivel escolar, como invitar a personas influyentes en Chile (políticos, artistas, etc.), para formar un debate productivo entre ellos y nosotros. Los concursos, ya sea de fotografía, pintura, literatura, matemáticas, también son algo muy divertido, y permiten un dinamismo único entre los estudiantes.
Pero lo que es sumamente importante es que el centro de alumnos represente en plenitud a los estudiantes y logren un equilibrio para ser fieles a los ideales de todos. Si hay algo que yo destaco del colegio en el que yo estudiaba, es que separaban a los alumnos por niveles; por ejemplo, los cursos de segundo a cuarto medio tenían un centro de alumnos distinto al que tenían los que iban entre octavo y segundo medio. De esta forma, existía una mayor organización, que permitía segmentar los diversos intereses y llegar a un acuerdo de una manera más fácil.
¿Qué opinas del centro de alumnos de tu colegio? ¿Te identifica como estudiante?
Centros de alumnos: ¿efectivos o cero aporte?
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Secundarios