Básicamente la procrastinación es dejar para después las responsabilidades. Esto puede ser por tres motivos: escapar del trabajo por temor al fracaso, la indecisión al no saber cómo llevar a cabo de mejor forma la tarea y cuando se posterga la mayor cantidad de tiempo que se pueda. Es una forma salvaje de vivir, con el estrés por las nubes y posibles gritos de tu mamá para que hagas las cosas.
1. Cuando de verdad debes hacer algo importante, pero realmente no te nace hacerlo.
2. Esas mentiras que te repites todo el tiempo para que la ansiedad no te coma por dentro: "no es tan importante", "luego podré hacerlo" y la clásica "en la noche estudiaré para el certamen".
3. Esa falsa felicidad momentánea de cuando te crees tus propias mentiras por un rato.
4. Para seguir de flojo/a, te empiezas a poner creativo a la hora de perder el tiempo.
5. Prendes el computador, abres tus libros, tomas el lápiz para escribir y... bueno, no pasa mucho.
6. Te enojas contigo mismo por no poder convencerte de hacer tus deberes.
7. Así te dan los trabajos en clases, disertaciones, certámenes y demases.
8. Y así el resto de responsabilidades que te persiguen todos los días 24/7.
9. O esas excusas baratas para huir de las obligaciones. ¿Para qué hacer ese informe tan urgente si puedes ponerte a decorar tu escritorio?
10. Si escuchas seguido que eres un vago/a...
11. Si eres procrastinador, hay un 99.9% de que llegues tarde a todos lados.
12. El estrés hace que las defensas bajen. Quizás te enfermas más de lo usual ¿El remedio? Ponerse las pilas.
13. Se te han juntado todas tus obligaciones pendientes ¡Empezó el juego!
14. Sueles ser muy indeciso, siempre inventando excusas para poder librarte de esas obligaciones que solo te distraen de lo que realmente te interesa.
15. Quieres cambiar, pero intuyes que es imposible, o muy difícil al menos.
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