¿Sueñas con desarrollar a plenitud tu pasión artística, pero te ves en la necesidad de producir dinero antes de disfrutar tus gustos? ¿Te deprime el hecho de tener que dejar eso que amas por seguir un camino más seguro? No desesperes, nada está perdido, existen muchos ejemplos de personas que optan por estudiar una carrera tradicional y dejar la artística para más adelante.
Personalmente debo admitir que mi admiración siempre estuvo dirigida a los grandes escritores de antaño, profesionales de las letras cuya vida y alma estuvo dedicada a crear versos, terminar novelas y contar cuentos sobre lo humano y lo divino. Aunque hace unos años pensé especializarme en tales materias, estudiar literatura o pedagogía en lenguaje, desistí y preferí sacar una carrera más tradicional.
Aunque Periodismo no cuenta con la mejor de las reputaciones, pues tiene la mala fama de ser mal pagada y haber poco campo -características que se dan en casi todas las profesiones en Chile- pensé que serviría al menos para profundizar en lo que me gusta, mejorar mi redacción, hacerme de nuevas formas escriturales y perfeccionar mi ortografía (mi karma).
Ya terminada mi carrera, hoy me veo publicando mi primer libro y siendo partícipe de incontables lecturas de Concepción y fuera, situación imposible hace unos años en que pensaba que el trabajo sería mi condena. Aunque no vivo de las ventas de mi pobre poemario, y participo en otros proyectos que me ayudan en el día a día, si puedo al menos disfrutar de esos momentos en que hago lo que quiero, que es la poesía y la prosa.
Tal vez la clave es estudiar una carrera tradicional, pero que se complemente en alguna forma con lo que nos gusta y ocupar esa base para tener un pie el día de mañana para en verdad lograr nuestros proyectos artísticos. Recordemos que los mejores artistas alguna vez contaron con el apoyo de algún mecenas o artista con mejor pasar que los liberó de sus problemas económicos.
Piensa dos veces tu futuro y saca primero algo que te mantenga estable, y con ello seguro comienza a volarte y lánzate a la imaginación y la creación de tus propios universos. Más aún, en los tiempos de ocio entre clases retoma aquello que gustas; aquel instrumento musical, ese baile que dominas, esas canciones que escribiste de adolescente y mantenlo a la espera.