Ocurrió en uno de mis últimos años como integrante de la educación secundaria, para ser más preciso en 2006, como muchos saben ese año se produjo un fuerte estallido social en el país que tuvo como protagonistas a los estudiantes, ese hecho irremediablemente salpicó a mi colegio. En todo mi recorrido por el Juan Piamarta puedo decir con propiedad que nunca se había instalado la lógica de las protestas. Pero claramente el contexto que vivía Chile por esos tiempos motivó a muchos compañeros, lo que desencadenó en una trascendencia mayor dentro del establecimiento. De hecho, antes que se concretara la gran toma del colegio, se participó en varias marchas, donde hubo una que fue sumamente especial. Y es justamente el momento que deseo rememorar.
No recuerdo con precisión la fecha del evento, pero sí sé que el centro de atención de la marcha estaba en la avenida Pajaritos, a unas cuantas cuadras de la Avenida Las Torres, bueno por ese sector iba a pasar la movilización estudiantil. Se esperaban muchas cámaras de televisión pero sobre todo una alta dosis de emoción y adrenalina. Y realmente el pálpito no estuvo errado esa tarde, ya que tras marchar un rato, gritar sus consignas locas, aparecieron en escena las Fuerzas Especiales de Carabineros. Y bueno ahí arrancó lo mejor, principalmente por la incursión del guanaco que empezó a lanzar su chorrito de agua. En ese momento, empezamos a correr para alejarnos de la zona de la marcha. Sabíamos que los carabineros agarraban normalmente a los primeros que se le cruzaban. Muchos de ellos generalmente habían tenido el infortunio de pasar por la zona. Pero bueno, para los amigos de verde eso no era relevante. Por eso, había que ejercitar las piernas, ya que la idea de la actividad no era terminar detenido por no hacer nada.
A raíz de esto, recuerdo que en compañía de un par de compañeros decidimos meternos por algunos pasajes, buscando perder el rastro de los perseguidores de verde, que según los rumores de la calle andaban cerca. Se imaginaran que la adrenalina era máxima, todo parecía un videojuego de estrategia donde había que ser más inteligente que el adversario, pero en este caso era la vida real. Más allá de eso, no se puede negar que fue una experiencia divertida, algo alocada, donde por primera vez tuve el privilegio, si se puede denominar así, de sentir ese temor a ser atrapado y a la vez esa emoción por haberlos dejado atrás.
Aquellos tiempos eran de revuelta, de tira y afloja de un lado a otro, con una Presidenta (Michelle Bachelet) que no podía frenar la crisis y que veía como se consolidaba la revolución de los pingüinos, esa que quedó registrada en la historia del país y que no dejó buenos recuerdos para los estudiantes, y de la cual fui parte, pero que me dejó algunas dudas que jamás responderé. Por ejemplo nunca sabré si realmente me seguían los amigos de verde. Bueno esa es otra historia.
Imagen CC vía Simenon