Es casi un hecho que la mayoría de los alumnos que llegan corriendo y atrasados al colegio son los que más cerca viven.
Yo era de los que siempre llegaban temprano al colegio y me tocaba ver a todas esas caras rojas que entraban corriendo a la sala: "no puedo tener ningún atraso más". Mis compañeros atrasados eran siempre los que vivían cerca. Tenía una compañera que tenía dos páginas de atrasos y vivía a no más de 10 minutos caminando. Yo, sin ningún retraso, tenía que tomar a diario un bus una hora antes de que entrara a clases.
Uno se preguntaba… ¿pero por qué llegan tarde si viven al lado? Era un misterio para mí, hasta que me tocó ser la compañera que vivía al lado. Pasé de vivir en otra comuna, demorándome unos 40 minutos en una micro interurbana, a vivir en la cuadra de al lado. Ahí comenzaron mis atrasos. Es que las tentaciones que surgen cuando vive cerca son demasiadas. La cama tan calentita te habla: “no te demoras nada en llegar, perfectamente te puedes levantar 10 minutos antes, bañarte y partir corriendo”.
Aprendí todas las técnicas que me enseñaron otros compañeros que vivían en las cuadras contiguas. Si el semáforo está en verde te demoras dos minutos: a tiempo. Si está en rojo son cuatro: atraso. La entrada de básica es más expedita para entrar. Pero no podía hacer mucho. Más encima, en mi caso, ni siquiera le podía mentir al inspector porque era mi profesor jefe y sabía que vivía al lado. Todo mal.
Pero no es lo único particular de los afortunados (¿o desafortunados?) que viven cerca del colegio. Cualquier cosa que se necesite en la sala, era ése el compañero que tenía que ir a buscarlo. Y también me tocó vivirlo, cuando cada vez que faltaba un hervidor, una olla, una escoba o lo que fuera, me mandaban a mí a buscarlo.
Y tampoco tienes excusas si eres el que vive al lado del colegio. ¿Qué no puedes venir porque está lloviendo y se te inundó la entrada de la casa? ¡Pero si vives al lado! ¿Qué no puedes venir porque tienes algo que hacer y tu mamá no te deja salir? Bueno, ¡vamos para allá! Tampoco pueden negar el usar su casa como bodega cuando hay alianzas u otras actividades
Bueno, no es fácil la vida de quien vive al lado del colegio. Se tiene que enfrentar a la flojera de levantarse temprano, los atrasos, los compañeros frescos, servir como bodega, entre otras cosas.