Podemos ser nosotros o nuestros cercanos, pero es obvio que siempre está el gruñón. Esa persona que comparan con el pitufo más enojón de los siete enanitos y que no muchos entienden por qué rabea tanto. Es ese al que le cantan “Te enojai por todo”, que pone un cartel de “No Molestar” en su pieza y que nunca se ríe.
Sin embargo, para los que pasan gran parte del día con el ceño fruncido, o que se sienten identificados de vez en cuando con ese estado anímico, no está todo perdido. Ser cascarrabias tiene un lado positivo: hace que las personas piensan mejor y con más claridad.
¿No lo crees? Según un estudio de Joe Forgas de la Universidad de Nueva Gales del Sur, de Australia, las personas que tienden al mal humor son más cuidadosos y metódicos a la hora de hacer algo. Los gruñones aumentan su tensión y están siempre bajo alerta, lo que los hace no ser tan impulsivos.
El australiano también descubrió que las personas más alegres y que andan felices por la vida son las más creativas pero a la vez, como son muchos más seguros, hacen todo sin pensarlo dos veces. Y es que al contrario, un pitufo gruñón está atento a todo lo que se produce a su alrededor y no se les escapa una.
Aunque ojo, esto no significa que las personas sean felices o enojonas siempre, los estados de ánimo cambian constantemente de acuerdo con que los nos pasa. Si alguien te molesta es muy probable que ese día andes de malas pulgas y odiando a todo el universo, como también van a haber días en que estés con una sonrisa de oreja a oreja.
Volviendo con la investigación, para llegar a esos resultados, Forgas le pidió a un grupo de personas que vieran películas y que después recordaran cosas felices o tristes de sus vidas. La idea era descubrir la reacción de los voluntarios según los dos estados de ánimo. Ya que después les hicieron preguntas y los que estaban malhumorados fueron los que más acertaron.
Finalmente, es muy probable que algunos hayan escuchado a más de una persona decir que le cargan los días lluviosos o el invierno, porque los ponen tristes y que al contrario, aman los soleados por los alegran. Bueno, esto también fue objeto de estudio en la universidad australiana, porque los días oscuros son los que mejoran la memoria y los claros nos hacen más olvidadizos. Ya sabes, estar enojado o feliz tiene su lado bueno y malo. En uno puede ser más imaginativo y en otro más detallista. Así que para la próxima vez que le digas a alguien que termine con su mala cara, piensa que algo bueno debe tener.