Nuestra capacidad auditiva depende de nuestros los oídos y estos son ocupados en muchas funciones. Son los encargados de percibir el habla, la música y los sonidos. Además sirven también para la orientación y localización.
Sin embargo un estudio reveló que los hombres tienen una ventaja auditiva frente a las mujeres a la hora de detectar e identificar de donde proviene un sonido en un entorno ruidoso. Los autores piensan que es resultado de la selección natural. Este descubrimiento aparece publicado en la edición de la revista Cortex.
Ida Zündorf, del Centro de Neurología de la Universidad de Tubinga, junto con el profesor Hans-Otto Karnath y el Doctor Jörg Lewald, investigaron las capacidades audioespaciales en hombres y mujeres sanas mediante pruebas de localización del sonido.
Se les requirió escuchar los sonidos y establecer el lugar de la fuente de sonido, ya sea marcando hacia su procedencia o nombrando la posición exacta: por ejemplo, 45 grados a la izquierda. En un primer instante, los sonidos fueron mostrados uno a uno y tanto los hombres como las mujeres lograron su objetivo con gran exactitud.
No obstante, al rato después, se presentaron diversos sonidos al mismo tiempo y los participantes tenían que concentrarse en localizar un solo sonido. Esto es lo que se denomina como el efecto fiesta, la capacidad humana para detectar y encauzar una fuente de sonido en particular en un entorno ruidoso.
Curiosamente en el caso de las mujeres, a estas la segunda prueba se les tornó mucho más dificultosa en comparación con los hombres. Los resultados apuntan que los hombres son mejores en tareas espaciales auditivas.
El motivo de esta ventaja masculina sólo se encontró en un entorno de fiesta y no cuando los sonidos se presentan de uno por uno. Esto revela que la diferencia está en directa relación con un mecanismo de alta atención en el cerebro, concretamente involucrado en la extracción de información espacial de una fuente de sonido, en particular en un entorno ruidoso.
De todas maneras debe considerarse que la exposición a ambientes donde los sonidos se presentan uno a uno constituye ruido, y claramente hay más consecuencias dañinas que favorables, inclusive en sonidos más suaves, como el de una llave que gotea en la noche, distrae e impide concentrarnos. Los ruidos más fuertes son, sin duda, los más perjudiciales y debemos tender a evitarlos.
En un entorno de fiesta, los hombres escuchan mejor que las mujeres
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