Este último tiempo ha salido a la luz pública la problemática que encierra el sistema educacional de nuestro país. No tan sólo el profesorado se ha manifestado disconforme con su situación laboral, sino que los alumnos también están tomando protagonismo, declarando que no todo marcha tan correctamente como se creía en las aulas de clases.
La principal temática que se ha tocado acerca del problema educacional existente, tiene que ver con la inmesa brecha, no sólo económica, sino que también intelectual, entre la enseñanza pública y privada de nuestro país.
Se ha buscado una solución intentando modificar la tan criticada LOCE, sin embargo, hoy queda demostrado que este ha sido un cambio netamente superficial, y que no es el camino resolutivo que realmente necesita la educación chilena.
Los colegios emblemáticos, que antes eran admirados por su excelencia académica, lentamente han sido desplazados por establecimientos privados, que hoy entregan una preparación mucho más profunda a sus alumnos.
Expertos educacionales culpan de esto al actual sistema de municipalización que rige a nuestra enseñanza. Éste generaría desigualdad para los alumnos, ya que cada comuna tiene ingresos distintos, entonces para financiar los diversos proyectos, la disponibilidad de recursos es diferente, generando, a largo plazo, una limitación intelectual.
Es evidente, entonces, la creación de un organismo “fiscalizador de la calidad educativa” de nuestro país, en donde no sólo se verifique la buena utilización de recursos monetarios en los establecimientos municipales y subvencionados, sino que además, sean evaluados los docentes de dichos colegios, generando una nivelación capaz de alcanzar la vereda por la que transitan actualmente las instituciones pagadas.
Colegios públicos vs privados: la brecha continúa
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