Dicen que para encontrar el amor debe existir un momento y un lugar especial. Qué mejor que enamorarnos en primavera, época en la que podemos volver a disfrutar de la flora y fauna después de meses de lluvias, vientos y cielos nublados. Las flores abren sus pétalos, los pájaros cantan, el sol alumbra con fuerza, las abejas zumban por los prados y nuestros sentidos parecieran querer disfrutar de la naturaleza con la misma intensidad. Volver a los instintos, al cuerpo, a la exaltación, puede predisponernos indirectamente a sucumbir ante nuestras –mal nombradas- bajas pasiones.
En Chile esta época comienza con Fiestas Patrias, hito que complementado a todo lo anterior supone un contexto idóneo para encontrar a la persona amada. ¿Por qué? Tal vez porque la gente irradia alegría, está más receptiva y alegre, muchas están de mini-vacaciones, se está rodeado de panoramas, se quieren vivir cosas nuevas, hay una atmósfera de celebraciones, bailes, competencias, carretes y viajes donde grandes y chicos se reúnen entre amigos y familia, etc. Además puede que entre toda esa locura y experiencias conozcas a personas, nuevos amigos y entre ellos a esa persona especial.
Según la ciencia esta estación revoluciona nuestras hormonas del enamoramiento, las cuales juegan un rol principal en los cambios internos y de percepción que tenemos ante el resto y la vida. Aunque muchos científicos postulan que juntar al amor y la primavera es un mito histórico, otros relacionan ésta sobre actividad de la oxitocina –la cual se dispara en primavera- con la sobre excitación, el contacto físico, y más profundamente con el instinto primario maternal y paternal. En otras palabras, pasamos a la atracción y de ella a la vinculación en Septiembre por el mero ímpetu de querer ser padres, al menos a nivel biológico.
Helen Fisher, antropóloga de la Universidad de Rutgers va más allá y postula que en estos meses las personas “estamos a merced de nuestra bioquímica”, por lo que nuestras pasadas preconcepciones o resquemores respecto a estar en pareja podrían al menos flaquear en primavera. Estaríamos sujetos a nuestra química cerebral; nuestros estrógenos, testosterona, y al aumento de los niveles en la dopamina, norepinefrina, feniletilamina, responsables de la falta de energía, la sensación de felicidad, los cambios de ánimo, la pérdida de apetito, y el estado de arrebatamiento propio de los enamorados en que parecemos vivir en una realidad paralela.
Imagina ahora que conoces a una persona atractiva, sales con amistades a diferentes fondas u otras actividades dieciochenas, lo pasas bien, te diviertes, te tomas unos traguitos, e invitas a esa persona interesante a un pie de cueca. Comienzas a sentir los latidos de tu corazón, las mariposas en tu estómago y el resto es historia. Todo será un grato recuerdo para la posteridad. Ahora bien, deberás mantener tus sentidos idóneos, pues todo ese desenfreno interior puede transformarse en sobre excitación perdiendo una buena oportunidad para impresionar a alguien que te gusta.
En cualquier caso, ya lo sabes, si sientes en unos días más un raro ardor en el corazón no te asustes es normal en estas semanas y disfruta de la fiesta de la chilenidad como Dio’ manda. ¿Tienes alguna anécdota amorosa sucedida durante estas fechas que te gustaría contar? Comparte tus comentarios con la comunidad o danos tu opinión