Cuando la gente te dice “Tienes alma de profe”, no están exagerando. Realmente hay algunas señales que son distinguibles desde que eres chiquitito, y que demuestran que la docencia será tu verdadera vocación. Mira esta lista para saber si ese es tu caso:
1. Florerito
Ok, ok, no tan así, pero en términos generales no te incomoda la atención. Es más, te gusta ser escuchado y más que nada te gusta que te tomen en serio cuando tienes la palabra. No tienes problemas con la presencia de un público o una audiencia enfocada sobre ti.
2. Siempre has admirado a los profes
Cuando oyes a tus compañeros quejarse y odiarlos en voz alta, te incomodas. Cuando tus papás dicen que ser profesor es fácil, tienes juntar toda tu energía para calmar la vena. Cuando ves abusos contra los docentes de tu liceo, te enojas y te da rabia. ¿Es que acaso la gente cree que es muy fácil educar a casi 50 niños en un sala de clases?
3. Eres empático
Fácilmente te pones en el lugar de los demás y no los juzgas. Al mismo tiempo, cuando un amigo no te entiende ni es empático contigo, no te enojas sino que tratas de comprender por qué no pueden ponerse de acuerdo.
4. Tienes mucha paciencia
Mucha paciencia. Si tienes hermanos chicos un tanto monitos para sus cosas, lo más probable es que los adores en lugar de detestarlos (como los simples mortales lo haríamos) y hasta disfrutas que te hagan rabiar.
5. Tu juego favorito cuando eras niño era “La escuelita”
Y claro, siempre eras tú el profe. Y claro, nadie nunca quería jugar.
6. Eres persistente y te agradan los desafíos
No te rindes con facilidad, y menos si no has dado tu 100% aún.
7. Te gustan los artículos de papelería
Cuando eras chico lo que más te gustaba de entrar a clases era ir a comprar cuadernos y lápices. Incluso en cuarto medio sigues teniendo un estuche completo, con todos los accesorios (incluso stick fix).
8. Te encanta corregir
Sí, es molesto para muchos y puede que hasta te odien por eso. ¿Pero que se le va a hacer? A veces la gente está equivocada, y con gusto se lo harás saber.
9. A veces te quedas pillas a ti mismo pensando en cómo va a sonar tu apellido cuando los niños te llamen “La/El profe X”.
Apuesto que hasta te emocionaste imaginándolo.
10. Eres creativo
Siempre estás buscando maneras innovadoras de aprender y de hacer que tus horas de estudio sean más entretenidas (¡Puntos extras si piensas aplicarlas después como profe!)
11. Cuando viste la película “La sociedad de los Poetas Muertos” lloraste al final.
(No te enorgulleces de eso). Si no la has visto, ¡corre a hacerlo!
12. Estudias para enseñar
Cuando estás estudiando, el hecho “estudio para que me vaya bien en la prueba” es secundario. En realidad, estás repitiendo en tu cabeza la información tal y como si la fueses a dictar en una cátedra (lo que eventualmente harás 5 minutos antes del examen cuando tus amigos te pidan que les expliques. Tu feliz con eso).
13. Te entusiasma la idea de tener dos meses de vacaciones todos los veranos.
Por qué ese si que es un beneficio único de los profes.
14. Te agradan los niños
Una de las señales más claras de que puedes tener vocación para esta carrera es tener una conexión con los niños y los adolescentes. En general, si tienes una buena relación toda la gente vas bien encaminado, ya que un docente no solo se relaciona con sus alumnos (y estos no siempre son niños) sino que un buen profe hace una diferencia incluso en la vida de los padres y de la familia.
15. No te importa el dinero
Lamentablemente, mucho de este no tendrás como profe. Sin embargo esto no te importará si tienes vocación.