Todos hemos tenido que disertar al menos una vez en su vida, este ejercicio básico y simple trae consigo una serie de reglas sociales que siempre causan problemas, sin embargo es posible salir airoso y hacer una buena presentación aunque no hayas estudiado nada o quedarse en blanco a pesar de haber ensayado en tu casa. De alguna manera u otra te sentirás definitivamente identificado con las 16 cosas que podrás leer a continuación.
1. Morir de la risa cuando tu amigo se pone serio para disertar
Es una odisea contenerte y respetar a la persona que más molestas todos los días de tu vida, verlo tan ordenado recitando lo que aprendió con tanto esfuerzo te causa una risa espantosa y haces todo lo posible para que él no te vea, ya que le puede dar un ataque de risa también.
2. Querer matar al mal compañero que levanta la mano cuando el profe dice "¿Alguien tiene una pregunta?"
Solo piensas: maldito, te odio, ya vas a ver cuando te toque disertar, te voy a preguntar lo más difícil, etc. Es prácticamente una regla no preguntar nada complejo al compañero que diserta, ya que si lo haces para todos significa que no estás comprometido con tu curso, eres un individualista y solo quieres caerle bien al profe.
3. Pelearse por ser el que presenta (porque es el que menos trabaja)
Es ley que presentar cuenta como una parte de la disertación, por lo tanto el que dice "buenos días profesor y compañeros" ya hizo la mitad de su trabajo.
4. Decirle a tus amigos lo que deben preguntar al final de la disertación
Esta es la mejor estrategia para sacarse una buena nota, además tus amigos quedan bien con el profe por participar y tu pareces un excelente alumno por responder con seguridad y confianza.
5. No mirar a nadie
Esto es clásico, cuando no estás preparado evitas hacer contacto visual con cualquier ser humano para no desconcentrarte, buscas un punto fijo al final de la sala y le hablas a la pared como si fuera una cámara y estuvieras transmitiendo tu presentación en vivo.
6. Leer todo y esperar que nadie lo note
Puedes llevar un papel para apoyarte, escribir tu guión en el power point o descaradamente escribirlo en tus brazos, pero cuando vas decidido a leer todo haces un enorme esfuerzo para sonreír, mirar rápidamente al público, desplazarte por la sala o cambiar los tonos de voz para despistar al profesor de tu falta de preocupación por el trabajo.
7. Agradecerle a Dios cuando se acaba la clase y no alcanzas a disertar
Aunque sean disertaciones individuales o en grupo jamás se alcanzan a presentar todas en una sola clase, así que cuando te salvas de presentar sientes un alivio enorme en tu alma, porque nunca se está lo suficientemente preparado para estas cosas.
8. Ensayar en la casa
Todos hemos parecido locos leyendo nuestras líneas en voz alta alguna vez, sin embargo este ejercicio es bastante útil y nos ayuda a darnos cuenta de nuestras debilidades antes de pasar vergüenzas en frente de nuestros compañeros.
9. Hacerse el enfermo cuando sales sorteado
Esto es típico cuando no estudiaste y no quieres tener una mala nota. No importa si dices que estás ronco, mareado, que te duele la cabeza o que necesitas ir urgente al baño, todos han usado esta excusa alguna vez, lo malo es que cuando los profesores son pesados te hacen disertar igual.
10. Tener un colapso antes de comenzar a hablar
Siempre puede ser complejo tener que hablar frente a una audiencia e inevitablemente en alguna disertación sufres un colapso al pensar que te puedes equivocar, que olvidaste lo que sabías, que tus compañeros pueden hacerte señas graciosas, que tu presentación no le va a gustar al profesor, etc. Puede que tu nerviosismo se manifieste internamente y te paralices o que empieces a moverte para todos lados sin razón.
11. Criticar las disertaciones de tus compañeros
Siempre te pones en un papel de crítico y comparas la calidad de tu trabajo con la de tus compañeros. No te interesa si disertaron mejor o peor que tu, lo que importa es evaluar el contenido de su presentación, su actitud con el público, su habilidad para expresarse, etc. Siendo honestos, es lo único que se puede hacer mientras esperas el recreo porque te obligan a prestar atención.
12. Balbucear
Es típico que cuando te quedas en blanco prefieres rellenar haciendo sonidos sin ningún sentido como "mmm", "eem", "aaaah", etc. antes que hacer un silencio incomodo frente a todo el mundo.
13. Inventar cosas por si acaso
A veces cuando la disertación parece muy corta, notas al profe con una cara extraña o quieres complementar algo que dijiste, inventas alguna cosita que te parezca lo suficientemente posible para ver si tienes razón. Si estás equivocado de todas maneras el profesor te lo hará saber pero no pierdes nada con intentarlo, además aunque estés mintiendo tus compañeros de grupo tratarán de respaldarte.
14. Sentirte increíble cuando tu presentación es perfecta
Te crees el dueño y señor de la información que presentaste, tu orgullo es tremendo a pesar de que solo haya sido una pequeña tarea y recuerdas para siempre lo que aprendiste, pudiendo ser muy útil en caso de que alguien quiera saber sobre tu tema de disertación.
15. Quedarte dormido con las disertaciones de tus compañeros
El los colegios hay de todo, algunos de tus compañeros harán sus presentaciones en menos del tiempo estipulado en la rúbrica y otros hablarán por largos minutos dando vueltas un millón de veces en el mismo tema, siendo ellos los que invocan un sueño brutal en tu cuerpo que hace que te duermas sobre la mesa.
16. Adquieres confianza en ti mismo
Finalmente con todas las cosas buenas, malas y graciosas que pasan en una disertación, lo mejor que puedes rescatar de estas tareas es que adquieres cada vez más confianza en ti mismo, desarrollas tus habilidades comunicativas y pierdes de a poco el pánico a exponer frente a un público.