“Mamá, papá… no quiero estudiar”. Seguramente has ensayado esta frase en tu mente una y mil veces, pero aún no encuentras la forma correcta de expresarla. Esto es comprensible, ya que la decisión si bien es tuya, involucra toda tu familia. Hay incertidumbre, miedos y presiones que sortear, sin embargo pedir ayuda es lo mejor que puedes hacer en esta situación.
Estos consejos te ayudarán a enfrentar el drama de contarles a tus padres que no quieres estudiar cuando termines la enseñanza media.
1. Sé sincero
Lo más adecuado en esta situación es ser sincero con quienes te rodean, y nunca esperar hasta último minuto para dejar caer la noticia. Aún si tienes dudas y miedos, no temas buscar ayuda en otras personas primero. Por ejemplo, puedes contarle a amigos mayores e incluso a tus profesores. Ellos te darán una visión más objetiva de lo que implica no estudiar después de cuarto medio, ya que no tienen el mismo vínculo emocional que tienes con tus padres.
2. Prepárate para lo peor
Tienes que estar consciente de que tus padres tienen expectativas que responden a un periodo sociocultural diferente al nuestro, por lo que es probable que no entiendan tu decisión “no quiero estudiar” con facilidad al principio. Dales tiempo para ajustarse a la idea, de a poco irán entendiendo. También, considera no enojarte si no te comprenden, ni menos adoptar una actitud rebelde, primero deja que procesen lo que les acabas de decir.
3. Ten un plan razonable
Hay muchas alternativas a estudiar después de terminar el liceo, de eso no hay duda, sin embargo es imprescindible que tengas conocimiento, y al menos una noción de lo que quieres hacer en vez de ir a la universidad. Tómate tu tiempo para organizar un plan de acción razonable de lo que harás, cosa de que tus padres no piensen que estarás solo vagando durante tu tiempo libre, sino que estarás haciendo algo productivo con tu vida. Esto, procura exponerlo con claridad.
4. No te sientas culpable
Es cierto, tus padres te mantienen y han hecho cosas por ti que probablemente ni imaginas. Sin embargo, esto no es motivo para que sientas que les debes algo: tus padres son tus padres y tú eres tú. Tú finalmente eres quien está a cargo de su propia vida, y tus decisiones finales deben pasar por ti. Es cierto que ellos pueden ser mediadores y aconsejarte, pero no debes poner nunca sus opiniones y juicios acerca de lo que debes hacer por sobre lo que tú crees que es el camino correcto. Mal que mal son tu familia, te quieren mucho, y no dejarán de hacerlo sea cual sea el camino que elijas para tu vida.