Todos tenemos algún amigo o conocido que en Facebook o Twitter comparte mensajes pseudo-filosóficos tipo Paulo Coelho. Quizás, a las redes antes mencionadas debamos sumar también Instagram, pues allí son varios los que publican fotos tomadas de quién sabe dónde, con mensajes que intentan ser profundos y/o reflexivos.
¿Eres tú uno de ellos o conoces a alguien así? Pues esta es la conclusión a la que llegó un grupo de investigadores de la Universidad de Waterloo, en Canadá, sobre este tipo de usuarios.
Según el estudio titulado “Sobre la recepción y detección de tonterías pseudo-profundas”, publicado recientemente en la revista de psicología Judgment and Decision Making, quienes tienden a compartir este tipo de mensajes, tienen algunas carencias en cuanto a inteligencia y fluidez verbal. De igual forma, el psicólogo Gordon Pennycook, quien encabezó dicho estudio, asegura que las personas que creen en este tipo de frases tienen una marcada tendencia a la ideación conspirativa.
En su metodología, los expertos en psicología cognitiva analizaron los tuiteos de Deepak Chopra, un conocido escritor, médico y conferencista hindú, quien publica constantemente mensajes pro espiritualidad a través de su cuenta. Además, hicieron que un grupo de voluntarios explicara frases cuya sintaxis era correcta, pero que en realidad son palabras unidas sin ningún sentido. En este ejercicio, muchos de los participantes tuvieron problemas para distinguir lo que realmente intentaban decir las afirmaciones.
Con todo, podemos deducir que basta que existan palabras ambiguas o vagas dentro una de estas oraciones, para que ésta inmediatamente se perciba como algo profundo o con un significado real que merece ser compartido.