Desde que somos niñas, incorporamos la palabra "amor" al diccionario que tenemos en el cerebro. Y es que no solamente lo recibimos de los padres y seres queridos, sino que también lo vemos día a día en aquellas series y películas que son las que consideramos favoritas. El problema es que a partir de nuestra infancia, incorporamos un concepto un poco (bastante) bizarro de lo que es amar a otro, ya que nuestro placer culpable de la industria cinematográfica para peques (Disney) nos enseñó a construir y creer en un amor idílico, sin defectos y con príncipes atractivos, millonarios y perfectos. Además, frases cliché que adornan las canciones cebollas, tales como "estoy en búsqueda de mi otra mitad" o "te necesito para poder respirar", se quedan grabadas en el inconsciente. Por lo anterior, asimilamos que el amor es perfecto y por tanto, la persona en la que nos fijamos también (poniéndolo en un pedestal y otorgándole la categoría de semi dios) y sin darnos cuenta, terminamos con una fijación por "ese otro", que en nuestra cabeza es la perfección hecha persona (aunque sea el hombre más odioso y desagradable de la vida) ¿Alguna vez sentiste que el enamoramiento se te escapó de las manos? A continuación 14 señales de que estás obsesionada con esa persona.
1. Revisas tu cel cada 5 minutos, para ver si tienes una notificación de "esa" persona (y tus viejos creen que estás un paso más cerca de tener que recoger tus tornillos con la mano)
2. Los tienes chatos a todos hablando de él, de lo que dijo o hizo, de la nota que se sacó en tal o cual ramo y lo maravilloso que es (aunque sea un secreto a voces que es el tipo más pelotudo que pisó el planeta)
3. Si son cercanos, cuando él tiene un problema y te llama a las 12 de la noche porque necesita hablar con alguien, irás corriendo aunque tengas claro que estás la friendzone
4. Te metes a su Facebook y revisas sus fotos una y otra vez, incluso esas en donde tiene "ponchera" o sale con los ojos cerrados (lo peor es que te las sabes de memoria)
5. Averiguas sobre sus gustos y vistes en función de lo que piensas que a él pudiera agradarle. Cambias tu personalidad y asumes sus gustos musicales como tuyos (aunque él sea un seguidor del Death Metal y tengas que aguantar todos esos gritos y chillidos en tus pobres orejitas)
6. Si te pidiera que le hicieras un trabajo escrito, sin dudarlo lo harías (también le pasarías el ramo y de paso le harías un queque)
7. Le pones like a sus estado "emo", preguntas estúpidas, cuando se jura intelectual (de esos sin argumentos) o poeta cursi de feria
8. Si le mandas un mensaje por WhatsApp y no te contesta, pero ves los tickets azules, caes en depresión (y lloras cual princesa desconsolada)
9. Aunque se haga un corte de pelo con el que se vea feo con F de feeeeeeeeeeeooo, tú encuentras que es la belleza hecha persona. A esas alturas, o estás demasiado obsesionada o te hace falta un cambio de lentes (o ambas)
10. Lo llamas para hacerle preguntas sobre el cole y la materia, solamente para estar en contacto con él y escuchar su voz de adolescente hormonal (aunque sea de los más porros del curso)
11. Si eres de las cobardes, llamas y cortas una y otra vez para escuchar su voz (incluso te consigues distintos celus para llamarlo, para que no reconozca tu número)
12. Si es de otro curso, lo buscas por todo el patio hasta dar con él y así llevar a cabo tu panorama favorito del colegio: mirarlo toooooooodo el recreo (él se divierte con sus amigos, mientras tú pierdes tu tiempo mirando a otro)
13. Te pasas los medios rollos y te imaginas pololeando con él, viajando, conociendo a sus viejos, haciendo un musical juntos o siendo la pareja más populars del colegio
14. Pero si se pone a pololear, sientes como si se te acabara el mundo y también que nunca serás capaz de amar de nuevo (aunque con suerte él sabía que existías)
Aunque varios consideren que el amor es "depender de otro", nunca debes olvidar que una pareja es un complemento y no una parte de ti que necesitas para vivir (naciste enterita y completa). Como dijo el capo de los Beatles, el difunto John Lennon: "nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos "la otra mitad". No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas, la responsabilidad de completar lo que nos falta" (he dicho, caaaso cerrado).
Y tú ¿cómo notas cuando te obsesionas con un príncipe no tan azul?
Imagen CC Gage Skidmore