No nos pongamos tan graves tampoco. A veces, hay factores como un puntaje de PSU que no nos permite acceder a universidades tradicionales o esa maldita indecisión que se traduce en una confusión de ideas. ¡Tranquilidad ante todo! Esto tampoco es la vida. Acá van un par de tips para pensar en alternativas, cosa de ayudar a aquellos que no cachan bien el asunto de qué estudiar. La cosa es pensar en todos los factores y tomar una decisión sensata.
- Situación personal: ¿Cuál es tu situación actual? ¿Eres padre o madre? ¿Debes ingresar al mundo laboral pronto?. Analizar tu situación actual te permite distinguir si quieres estudiar en una universidad o en un instituto profesional. Si quieres algo rápido para ejercer, opta por lo técnico. Si no tienes muchas responsabilidades, la universidad es la opción.
- Habilidades Personales: Luego de analizar el panorama personal, la pregunta del millón reside en ¿Qué carajo estudiar?. Si no tienes idea, lo ideal es estudiar algo que no te desagrade y en lo que no des jugo. Para ello, has una lista de tus habilidades personales y posibles carreras profesionales o técnicas relacionadas. La idea es seleccionar unas cinco al menos.
- Investigación: Preguntando se llega a Roma, por eso lo importante es ver mallas y comparar ramos de carrera. Ve bien qué carrera se acerca más a tus gustos y habilidades.
- Rentabilidad: Luego de tener la lista de lo que podrías estudiar, contempla la rentabilidad. ¿Qué tan viable es para tu futuro? ¿Existe campo laboral? ¿Cuánto ganarías una vez egresado? Preguntas de esta índole te aclararan aún más el panorama. Lo ideal sería ordenarlas por prioridad.
- Elección de casa de estudio: Luego de tener claro, más menos, las carreras estipuladas, es necesario indagar en las respectivas casas de estudio, ya sean universidades privadas o institutos técnicos profesionales. La idea aquí no es promocionar unos sobre otros, más bien asegurarse que quienes estudiaron la carrera tienen lugar para ejercerla, además de saber si está acreditada y los respectivos años de acreditación. No se trata que optes por algo que no tiene campo y caigas en algo chanta al estilo de "Esto no tiene nombre".
- Proyecciones a futuro: Pensar a largo plazo qué quieres hacer con una carrera técnica o profesional elegida es una opción para pensar en tu verdadera vocación. Por ejemplo, si estás pensando en psicología está la opción de crear una consulta. Si optas por publicidad -a sangre o sudor- está la posibilidad de crear una agencia. Quizás no sea algo tan claro, pero soñar un poco, buscar un objetivo nos puede aclarar un poco el panorama. Puede ser una fuente de motivación y un puente entre nuestros sueños y la elección de una carrera profesional.
Imagen CC Gwendan Uguel