Hmm... creo que mi peor experiencia fue haber pololeado con un mochero. Duré poquito con él eso sí, porque odiaba que me arrastrara a sus problemas. Siempre era yo la que siempre tenía que andar poniendo la cara y arreglando sus ALGO.
No sé qué tenía en la cabeza cuando me puse a pololear con él, porque ya venía con historial de ser bueno para agarrarse a mocha, en especial en el colegio. Cuando me empezamos, me propuse terminar con su violencia, creo que fue peor.
En un principio, él jugaba a ser príncipe azul conmigo: me daba el gusto en todo, me invitaba a comer, era amoroso conmigo y con mis amigos. Con el tiempo empecé a necesitar un poco de tiempo, fue ahí cuando se convirtió en una relación muy absorbente, entonces, vinieron los problemas.
Cada vez que me juntaba con mis amigas, me hacía show porque no estaba con él y me manipulaba para hacerme sentir mal. Hasta entonces le funcionaba muy bien porque ahí partía yo a verlo y a estar con él, dejando plantada a mis amigas. Claramente eso hizo que ellas también se alejaran de mí, porque no les gustaba mi pololo y porque yo lo prefería a él antes que a ellas.
Afortunadamente me di cuenta rápido y decidí cambiar la situación. Una vez, no lo pesqué durante todo el día, pero cuando ya estábamos a punto de salir de clases, me vio conversando con un amigo y sin decirme nada, lo agarró del cuello y le chantó un combo en la boca. Obviamente él le respondió el golpe y se pusieron a pelear.
Lo peor de todo, aparte de pasar de la vergüenza gigante frente a los profesores, el director, los papás de los involucrados y todo eso, fue que cuando intenté separarlos, no sólo se dejaron los ojos morados entre ellos, sino que me llegó un combo en la mandíbula a mí, lo que hizo que ambos se enojaran más con el otro. Cuando me llegó el puñetazo a la cara me quedó todo demasiado claro: mi pololo era agresivo y tenía que terminar con él.
Por suerte, una vez que me ayudaron a separarlos y terminamos de conversar con el director, yo salí sin castigo, mi amigo también y mi pololo aparte de dejarlo castigado durante un mes, teniendo que levantarse temprano para hacer reciclaje todos los sábados en el colegio, lo mandaron al psicólogo para poder controlar sus ataques de ira.
En cuanto a nuestra relación, terminó con esa pelea después de 3 meses de pololeo. No hay nada peor que estar con alguien que es agresivo de la nada.
Al tiempo después me encontré con él en un carrete y parecía estar mejor, pero mi primer pensamiento fue: “No volvería con él ni aunque me pagaran”.
¡Mujeres! ¿Han tenido una experiencia así alguna vez? ¿Quizás un pololo matón o bully?
Imagen CC Alan