La adolescencia es una etapa que incluye varios cambios y a veces éstos pueden provocar problemas: la depresión, los desórdenes alimenticios, entre otros no son algo poco común entre los adolescentes y necesitan ayuda psicológica para superarlos. ¿Pero qué pasa cuando se va al psicólogo por otras razones? ¿Como estrés por la PSU, un poco de tristeza o flojera de ir a clases?
A mí personalmente me llevaron cuando estaba en cuarto medio. Con todo el estrés del último año de clases, mis papás decidieron que sería bueno llevarme al psicólogo , cosa que acepté de mala gana. ¿Mis supuestos síntomas? Estaba un poco deprimida, desmotivada y solía buscar alguna excusa para no ir al colegio. Algo que no es anormal para un alumno que está a meses de terminar cuarto medio y dar la PSU, creo yo.
Después de la primera sesión, en la que prácticamente le dije sólo hola y mi nombre, la psicóloga me agendó una reunión semanal. Me sorprendió lo corta que fue la sesión y le comenté a mi mamá sobre eso, pero ella me dijo que "la psicóloga sabe lo que hace". Encontré tonto pagar una sesión completa, que son bastante caras, sólo para presentarte y que te pregunten el típico "¿por qué estás aquí? ¿Cómo te sientes?", que ni siquiera supe responder. Unos 15 o 20 minutos y chao, para afuera.
En la siguiente sesión me hizo algunas preguntas y dijo que me haría el Test de Rorschach la próxima semana. Otra sesión que no ocupó todo el tiempo y salí molesta de allí. No tenía idea cómo era ese test y cuando vi las figuras deformes me emocioné un poco, porque ¡wow, era como en las películas! Parece que respondí puras estupideces porque en la próxima sesión me dijo que mis resultados podían indicar dos cosas: tenía demasiada imaginación o era psicópata. Así mismo, me dijo que podía ser psicópata. Según me explicó, mis respuestas eran muy poco comunes y eso podría significar que veo cosas que no son y soy psicópata... o que tengo una gran imaginación. Gracias por ese cumplido, pensé, me hace muy bien saber que quizás soy psicópata porque en sus láminas espantosas veo un bosque en lugar de una alfombra.
A este nivel, la psicóloga me caía muy mal. De partida, después de tantas sesiones no se sabía mi nombre y ni siquiera se dignaba a buscar mi ficha antes de que llegara o mirar en la lista el nombre de quién seguía, y eso que trabajaba en un consultorio privado y cobraba más bien caro. Es lo mínimo que podría hacer, ¿no? Además, comenzó a inventarme una serie de problemas y casi enfermedades que yo puedo asegurar que no las tenía. O sea, ya sé que uno tiende a negar esas cosas, pero estoy segura que sólo estaba un poco deprimida y desmotivada con los estudios, no tenía un montón de desórdenes de la personalidad ni necesitaba ir al psiquiatra, como ella me recomendó.
Creo que lo único que me gustó de la psicóloga fue que me dio un certificado médico para que me retirara del Preu, así que tuve que preparar la PSU sola y a mi ritmo, lo que fue bueno. Mi ruptura final con ella fue cuando me derivó al psiquiatra para que me diera pastillas, ahí le dije a mi mamá que no iría más y así fue, no fui más. Pastillas para psicópatas porque podía salir a matar los peces que veía en las láminas, propias de un loco de remate.
A pocos de mis compañeros les conté que estaba con psicólogo, y a todos les comentaba sobre lo loca que estaba y la llamaba "la psicoloca". Mis amigos me decían que dejara de ir, menos una amiga que quería estudiar psicología y la defendía.
Para mí, la experiencia yendo al psicólogo fue inútil y desagradable. Quizás sea buena para quien tiene un problema mayor, pero en mi caso fue una pérdida de tiempo y dinero.
¿Y a ti tus papás han querido llevarte al psicólogo? ¿Has ido?
Imagen CC vía Troy Benson