La sala de clases es todo un ecosistema, lleno de personajes célebres y dramas. Todos los cursos son diferentes, pero hay alguien que no falta en ninguno: el ladrón o la ladrona del curso. Siempre está ese compañero que te roba los lápices, el estuche completo, la plata, el celular, todo.
¿Es que cómo no te va a dar pena ese pobre compañero que no tiene lápiz para dar la prueba? Le prestas el lápiz y le dices: oye, pero me lo devolvi. Sí obvio, te dice pero tú te despides con pena de ese lápiz porque sabes que jamás lo volverás a ver mientras estés con vida. Y lo peor es que justo le pasaste ese lápiz caro con tinta gel invisible y con rayos láser. ¿Y qué pasa cuando le vas a pedir que te devuelva el lápiz? "Se me perdió". No vayas a meterte a la mochila de un ladrón porque te encontrarás unos cien lápices.
Pero el ladrón de útiles es definitivamente el más inofensivo de todos. Uno de los momentos más tensos en un curso es cuando a alguien "se le pierde" el celular. Porque claro, es bien difícil que a alguien se le pierda el celular dentro de la sala; suelen haber dos opciones: o te están una haciendo una broma y alguien te escondió el celular, o alguien descaradamente te lo robó.
Recuerdo una vez que despareció el celular de un compañero y llegó el inspector a revisar una por una todas las mochilas. Esa fue la primera vez que todos identificaron al ladrón el curso: el celular apareció misteriosamente en su mochila. Él negó haberlo hecho y aseguró que alguien le tenía mala y lo había escondido ahí. El asunto no pasó a mayores pero ese compañero siempre quedó marcado como "el lanza". Igual lo expulsaron del colegio un tiempo después, ¿alguien imagina por qué?
No falta el ladrón que ya va camino a profesional y se dedica a robar plata. Está el que te saca los cien pesos que dejas encima de la mesa y apenas lo sientes, pero también está el que te saca el billete de luca, y aunque pareciera poco uno de verdad lo sufre. También está el ladrón de libros. Recuerdo con especial cariño mi libro de biología que me robaron en el colegio, el de inglés que también me robaron pero que dos semanas después recuperé del puesto de un compañero (el rey de los ladrones). Incluso un cuaderno de historia con todas las tareas hechas me robaron una vez.
Ya cuando robaban mucho, los profesores decidían cerrar la sala con llave siempre. Y ahí se sufre, especialmente en invierno cuando llueve y no se puede entrar la sala porque ahí está el ladrón, siempre amenazando. Ni siquiera se pueden colgar las mochilas atrás de la sala, porque en una de esas te vas a la casa sin mochila. Y siempre está ese compañero que nunca sale de la sala. El que llega temprano en la mañana y se la pasa solo, ¿y qué ñe pasa a él? Si no hay culpable, ¿él es eiemre el ladón!
Pero si se le puede dar un premio al ladrón más ladrón, tendrá que ser para una compañera que una vez tuve: se robaba el letrero donde salía el curso que estaba en la sala. Otro nivel.
¿Y tú, tuviste experiencias con compañeros rateros?
Imagen CC vía John Fisher