Sin duda, una de las peores cosas que le puede pasar a un estudiante, es perder el pase escolar. El pasaporte en el transporte público para ahorrar unas cuantas monedas que se irán en directo beneficio del carrete del fin de semana.
Salvo excepciones, a gran parte de los estudiantes del país no les sobra la plata, por lo que beneficios como el pase escolar se transforman en un gran apoyo para apalear los gastos de los jóvenes, que principalmente se traducen en la compra de comida rápida, espectáculos y en el tan esperado carrete del fin de semana. Es más, algunos jóvenes dejan incluso de comprar comida, por guardar las lucas para el carrete. Entonces, si pierdes tu pase, te quedas sin comida y sin carrete. Toda tu plata se irá a las manos de micreros usureros.
Si consideramos que en algunas partes del país el boleto de micro o metro en Santiago, bordea los $600 pesos, pagar menos de la mitad por el mismo trayecto representa un ahorro importante, que a la semana puede llegar a los 5 mil pesos, si consideramos un viaje de ida y vuelta de lunes a viernes. Las mismas 5 luquitas que cuesta una promo de pisco, ron o vodka, todo depende de sus gustos.
Por esta razón, muchos estudiantes cuidan su pase escolar como “hueso santo”, ya que si llegan a perderlo, tendrán que soltar más plata para la micro, y para comprar el nuevo pase. Lo peor de extraviarlo, en todo caso, es el tiempo de espera, si bien en Santiago se demora un par de semanas para la reposición del plástico, en otras partes, como en Conce, hasta tres meses tarda en llegar el nuevo documento, por lo menos en mi caso.
En fin, si no quieres andar mendigando al micrero que te lleve por menos de la tarifa, cuida tu pase como si fuera un tesoro. Evita un mal rato o que te bajen de la micro. No hagas como yo, que por hacerme el “vivaracho”, subí con el pase de un amigo tapando su foto con mi pulgar, el chofer me descubrió y me lanzó un rosario de garabatos por tratar de engañar al sistema. Tras el incidente, fui a la Junaeb a sacar un nuevo pase, previas visitas al banco para depositar el valor del plástico y a Carabineros para dejar constancia de la pérdida. Un verdadera lata. En fin, mi nuevo pase llegó tres meses después. Fue una larga espera y muy dolorosa para mi bolsillo.