¿Te pasa a veces que andas con mucho sueño y con poco ánimo, aunque hayas dormido harto? Casi siempre pensamos que es por cansancio o estrés del colegio, pero una investigación del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta) descubrió que los nutrientes que consumimos cuando somos chicos, influyen en nuestra adolescencia.
Los jóvenes a los que les dieron poco hierro en la etapa de gestación o cuando eran bebés, tienen un aprendizaje más lento, mal dormir o problemas de concentración cuando están en crecimiento, aunque hayan consumido una buena cantidad en la primera infancia.
O sea, si no te dieron suficiente hierro cuando estabas gestándote o cuando eras un pequeño bebé, es muy posible que te sientas depresivo o que tengas déficit atencional, porque es durante la adolescencia que aparecen los efectos de la falta de este nutriente.
“Si falta hierro en ese período, las células encargadas de hacer esta mielina generan una de mala calidad”, dice la neuróloga del Laboratorio del Sueño y Neurobiología Funcional del Inta, Cecilia Algarín.
Los investigadores llevan 20 años trabajando en este estudio y durante las pruebas, descubrieron que los niños con poco hierro, se movían mucho antes y durante sus horas de sueño. “Esto afecta el aprendizaje, porque no tienen un buen dormir y no aprenden de la misma manera que los niños sin déficit de hierro”, dice la neuróloga.
El estudio, empezaron a hacerlo a principios de los años '90 cuando los 250 participantes tenían 6 meses de edad y la mitad tenía falta de hierro. En cada etapa de su crecimiento, les hacían nuevas pruebas para ver su evolución. Ahora, ellos tienen 21 años y están en la última etapa del estudio.
Fuente: La Tercera