Quien diga que siempre tiene ganas de ir al colegio, es un mentiroso. Hay que ser sinceros y decir lo que sentimos: muchas veces da una paja kilométrica cumplir con nuestro deber estudiantil. Esto puede ser por varias razones, quizás olvidaste estudiar para una prueba, el profe te cae como el loly o porque simplemente tienes mucho sueño.
La típica mula que existe es hacerse el enfermo. Hay algunos trucos como calentarse la frente con un paño con agua caliente, luego llega tu mamá a tomarte la temperatura y cuando no te vea, pones el termómetro en la ampolleta (las de ahorro energético no son muy útiles) y lo calientas. Hay que tener precaución con que esté entre 38° y 38,5°, porque con 40° te mandan derechito al hospital. La idea es faltar un día, no alarmar a la familia.
También se puede pasar más del tiempo acostumbrado en el baño y cuando tu vieja te pregunte qué onda, le dices que estás un poco enfermo de la guata, que te duele mucho y cosas así… Dudo que tu mamá sea tan desconfiada como para revisar el wáter después de tu gracia. Pero tendrás que aguantar comer livianito y tomar agüitas de hierbas durante el día.
No obstante, hay algunos que son más extremos. Por ejemplo, hace un tiempo a una cabrita argentina de 11 años no se le ocurrió nada mejor que inventar que la habían secuestrado para no dar una prueba de lenguaje. La niñita faltó al colegio y al ser encontrada por policías, inventó que dos sujetos la habían raptado.
Luego de describir con detalles el hecho, los polis hicieron un gran operativo y recorrieron los lugares donde la niña estuvo “secuestrada”. Después de eso, la pequeña confesó que era todo una mentira... ¡Se fue al chancho!
Por último, si no hay cómo convencer a tus viejos de dejarte en la casita, siempre existe la posibilidad de hacer la cimarra. Pero para esto necesitarás realizar un falsificativo que se digno de alabanza para que no seas pillado por faltar y por falsificar.