Desde que somos pequeños ha existido una competencia sana con nuestros pares. La idea de quien tiene el mejor juguete parte cuando abrimos por primera vez los ojos. Nuestros padres empiezan con los mejores pañales hasta las cunas más espaciosas para poder presumir con otros papás. Por eso, no es tu culpa estar muchas veces en ambientes donde desear lo que tiene el otro es normal.
En una primera etapa todo se centra en los mejores juguetes. Esos que pides solamente para navidad ya que cuestan tan caros que solo un barbón de ropa roja te lo puede traer. De hecho, si lo piensas bien, aquella festividad para muchos significa solamente recibir regalos y la familia queda un poco de lado. Incluso, no faltan esos vecinos que obtuvieron lo último en cuanto a obsequios, mientras tú juegas con un pequeño camión o una muñeca.
Luego, algo bastante común son las disputas por el artículo predilecto para los jóvenes: la bicicleta. Todos podían tener una, sin embargo, no faltaba el amigo que tenía la suya con dos cambios más que la de los demás. Él era el típico púber que le encantaba mostrar lo que tenía, incluso llenaba de adjetivos a su lindo regalo. El nombre de bici no era suficiente, le ponía desde Cross hasta la Pistera, solo para decir que era mejor que la tuya.
Ya cuando más viejos empieza la moda de los artículos electrónicos de todo tipo. Como tu poder adquisitivo es mayor no falta el compañero que consigue absolutamente todo lo que está de moda, sin importarle el hecho de tener que pagarlo de por vida. Él se sentirá feliz con la sólo idea de que tiene todo lo que los demás quieren.
Un fanático de los videojuegos se puede gastar un dineral por la preventa de la consola de turno solo para obtenerlo el mismo día de lanzamiento. Mientras que tú, debes esperar por años para que baje de precio.
A tanto llega la competencia que la gente hace colas por días para poder tener un nuevo celular, que es prácticamente igual al que ya tenía. En estos momentos surge un problema que no es comprar algo porque te gusta, sino quererlo solo para sacar pica y sentirse de cierta forma superiores a los demás.
Como ves, la competencia por quién tiene más y mejores cosas parte desde tiempos inmemoriales. Es algo que simplemente no va a cambiar pero como siempre repetimos acá, los extremos no son buenos. Por lo que sí solamente adquieres cosas para demostrar algo, estás cometiendo un error. La idea de cualquier producto es que te entregue un beneficio, pero no necesariamente popularidad. Y tú, ¿compras cosas para ser más popular?