Así lo reveló el “Estudio Descriptivo del Estado de Salud Mental de los Miembros de la comunidad Universidad del Mar en el contexto de la crisis 2012-2013”, realizado por los psicólogos Eric Díaz y Cristina Silva de la misma casa de estudios. Se constató que del total de encuestados, un 89,4% presenta sintomatología depresiva y el 94,6% síntomas de ansiedad. Esto considerando a estudiantes, funcionarios y académicos.
Estos resultados son bastante preocupantes, ya que según los datos entregados por el Ministerio de Salud, sólo un 10,7% de los chilenos presentan sintomatología depresiva y un 12,6% síntomas de ansiedad. O sea que los resultados de la comunidad de la Universidad del Mar superan 8 veces la media nacional. La crisis de la Universidad del Mar, caracterizada por deudas, tomas, profesores sin sueldo, cientos de demandas y el decreto de cierre, ha desencadenado una grave situación de salud a los miles de afectados. “Es un daño a la integridad psíquica de cientos o miles de personas, causado y sostenido por la situación administrativa, resultado de una decisión del Ministerio de Educación”, declaró Eric Díaz a Emol.
Del total de los encuestados, el 40,8% presentó sintomatología depresiva de carácter severo, el 19% moderada y el 29,6% leve. Por su parte, de quienes presentaron sintomatología ansiosa, el 59% se encuentra en nivel grave, 22,3% nivel moderado, el 13,2% ligera y el 5,5% se encuentra en un nivel mínimo.
La encuesta se centró principalmente en los estudiantes en los que se consideró a alumnos que abandonaron los estudios, matriculados, reubicados, egresados y titulados. Cuando comparan estás categorías, llama la atención que no sea tan significativa la diferencia porcentual entre quienes debieron abandonar los estudios (26,7%) y quienes están reubicados (24,1%).
Para el psicólogo Díaz, esto se explica porque “el proceso de reubicación resulta ser un evento absolutamente traumático en la mayoría de los casos. Muchos de mis compañeros reubicados (casi todos, si no la totalidad, por cuenta propia y sin mediación ministerial) debieron migrar a regiones extremas, retroceder drásticamente su avance curricular, separarse de sus relaciones afectivas y asumir la carga económica de una nueva carrera estando aún endeudados con las institución que abandonaron".
Los sentimientos más repetidos entre los estudiantes son la frustración y el desamparo basado en las nulas soluciones frente a este conflicto. En este sentido, el profesional considera que es el Estado quien debe hacerse cargo de este problema, tanto el Ministerio de Educación de forma administrativa y económica, como el Ministerio de Salud respecto a las consecuencias psicológicas a las que se han visto expuesto.
Hasta hoy, los estudiantes no han recibido soluciones de parte del Gobierno que pudiesen garantizar una mejora en la salud mental de todos los involucrados, siendo cada vez más desalentador el panorama para quienes han perdido años y dinero, del que nadie se quiere hacer cargo.