Que levante la mano quien no se ha emborrachado alguna vez. Me imagino que varios conocemos a alguien cercano que tuvo una mala experiencia con el ‘copete’. Generalmente son experiencias que, aunque recordemos poco y nada, igualmente serán difíciles de olvidar. Siempre existe un compañero o compañera de colegio que usualmente se encuentra solo en casa, mientras los padres trabajan. Y a esa casa se suele ir cuando se hace la ‘cimarra’ o cuando, por algún motivo se sale más temprano del colegio.
En lo personal, recuerdo haber tenido mi primera borrachera a los quince años en el departamento de un compañero donde solíamos ir a carretear. Salimos temprano del colegio porque un profesor no fue a la última clase. Compramos vino blanco y lo mezclamos con un jugo en polvo sabor melón tuna. La mezcla era para nada buena pero recuerdo haber bebido con total soltura.
El resultado fue quedarme dormido en un rincón del departamento, y haber despertado como a las 5 de la tarde con una sensación horrible. Me levanté como pude, fui al baño, y luego me fui a tomar la micro junto con otro compañero semiborracho.
Dentro de la micro, el típico movimiento de frenar y acelerar me hacía sentir horrible. Me tuve que bajar un par de cuadras antes de mi paradero para vomitar. A plena luz del día estaba vomitando abrazado a un árbol. Llegué a mi casa y dormí hasta las 12 de la noche, con un dolor de cabeza terrible. Desde esa vez, siempre le tuve un recelo al vino blanco quedando marcado como la consecuencia de mi primera borrachera.
Otra historia es la de Eduardo, un joven escolar que va en tercero medio en un colegio de la capital. “Fuimos a una fiesta de un amigo, nos pusimos a tomar vino blanco con Kem Piña (el conocido 'Tropical') y quedé completamente borracho. Hice un escándalo porque me tropecé sobre una mesa y se cayeron unos canapés, bebidas y unos vasos. Di cualquier jugo”, cuenta un poco muerto de la risa.
Si bien había tomado antes, señala que era la primera vez que quedaba tan mal. “Me tuvieron que llevar arrastrando a una cama a dormir y a pasar la borrachera… Empezamos a tomar a las 9 de la noche, y a las 12 yo ya estaba raja curao.” La primera borrachera muchas veces marca tu relación con el copete. Algunos no pueden volver a tomar ese copete de esa primera experiencia, pero a pesar de decir “no tomo más”, la gran mayoría anda a la semana después tomando y disfrutando una “promo” de piscola, una cerveza o un vino en caja.
A pesar de lo divertido que pueda ser, si vas a beber antes de los 18 años, hazlo con moderación y siempre en compañía de gente de confianza... ¡Salud!