Después del terremoto de 2010, el Instituto Nacional Barros Arana (INBA) ha tenido que lidiar con una serie de inconvenientes que van desde la demora en las entregas de reconstrucción hasta el robo de especies patrimoniales del establecimiento. Desde el 2011, la comunidad estudiantil espera que los arreglos a los daños provocados por el terremoto terminen. A pesar de que el plazo límite de entrega era el 29 de junio, esto se realizó recién 19 días después, por lo que la constructora debió cancelar una multa de 38 millones de pesos.
Sin embargo, cuando se efectuó finalmente la entrega, el edificio venía con serias fallas como falta de terminaciones, goteras, entre otras. Debido a esta situación, el próximo 15 de septiembre es la nueva fecha que se le ha otorgado a la empresa para resolver de forma definitiva todas las deficiencias encontradas, a pesar de que esta se desliga de ciertas observaciones que se le han responsabilizado.
Tatiana Cheix, profesora de historia y una de las voceras del INBA, declara que lo que se está pidiendo son demandas básicas para un recinto educacional, “como que los baños del segundo piso de los estudiantes se gotea con orina hacia el primer piso”. Agrega que las salas se inundan con las lluvias y los laboratorios de ciencias no son competentes para su uso.
Uno de los aspectos más preocupantes es que la municipalidad reconoció que existieron irregularidades en la licitación de la empresa que se haría responsable de la reconstrucción y remodelación del recinto, la que fue entregada por el ex alcalde Pablo Zalaquett (UDI).
De esta forma, la empresa Pío V se adjudicó la licitación de las reparaciones del Instituto Nacional Barros Arana pese a que el primer lugar del concurso lo había obtenido un ex alumno, hoy ingeniero, del establecimiento.
Por otro lado, alumnos y profesores han tenido que enfrentar la desaparición de distintas especies desde el Instituto, justamente durante el periodo que se encontraba trabajando la constructora, por lo que se está realizando un sumario interno para determinar las responsabilidades administrativas en este tema.
Entre los objetos patrimoniales robados se encuentran dos pianos, maderas nobles y muebles. Según cuentan los estudiantes, este mobiliario fue retirado sin ser devuelto por la constructora Pío V junto al municipio en camiones sin patentes que trabajaban con la misma empresa.
Hasta el momento, los estudiantes tendrán que seguir esperando para ver si finalmente la empresa “elegida” para reconstruir el establecimiento cumple o no con lo solicitado. De no ser así, la municipalidad deberá hacerse cargo de la mala administración que han demostrado al entregar un recinto educacional tan valioso como el INBA en manos de quienes claramente no buscaban soluciones para la comunidad, sino que beneficios para ellos.