Más allá de ver a la BVP como un medio para la realización profesional de aquellos estudiantes que obtengan un puntaje destacado en la Prueba de Selección Universitaria, debemos comprobar si es realmente efectiva en cuanto a las causas por las cuales fue creada. Es decir, si realmente nos entrega mejores futuros profesores, con más vocación y con altos talentos intelectuales, premisa bajo la cual es “vendida” a los jóvenes que están por dar la PSU.
Sabemos que uno de los temas más discutidos de los últimos ocho años es la Educación y el petitorio principal no es ajeno para nadie: Gratuidad, Calidad y Equidad. La gratuidad se manifiesta como el acceso libre a la educación, derecho fundamental del cual el Estado chileno ha de ser garante, sin importar el origen socioeconómico de los jóvenes o de los círculos desde donde provengan.
No obstante, más allá de este primer punto que abarca una generalidad, se habla también de “calidad y equidad”. Se comenzó a hablar de una nueva generación de docentes como forma para acceder a mejoras inmediatas en este punto, todos formados bajo estándares de calidad y con altas exigencias, de modo que sólo egresen y ejerzan aquellos que han cumplido y logrado completar los desafíos que se les proponen durante su formación.
Con la propuesta de Joaquín Lavín, titular de Educación entonces, nace la Beca “Vocación” de Profesor que asegura gratuidad a todos los jóvenes que anhelen ser pedagogos y que obtengan 600 puntos o más en la PSU. Chile se haría cargo de sus estudios.
Es inevitable preguntarse, ¿la BVP potencia realmente una verdadera “vocación” de profesor, o significa sólo la puerta de acceso a la educación para aquellos alumnos que tienen el puntaje requerido y que no tienen dinero para costearse los estudios en otra carrera?
¿Qué sucede con aquel alumno que sueña desde niño con ser médico y obtiene 630 puntos en la PSU, insuficiente para lograrlo? Este mismo niño proviene de una familia de clase media que no puede costear Medicina, pero saben que con ese puntaje puede ingresar a una carrera de Pedagogía que dura menos y que además le saldrá gratis… Es una buena oportunidad, sin duda, pero todo eso no hará que el joven experimente una epifanía y de la nada aparezca un caso de vocación dura.
Los beneficios que dependen de puntajes elevados en la PSU siguen siendo beneficios segregadores, ya que está totalmente demostrado que los mejores puntajes en la rendición de esta prueba provienen del sector acomodado y de los colegios particulares y privados.
Mientras no exista una educación igualitaria en todos los establecimientos educacionales de Chile, independiente del sector al que pertenezcan, ningún beneficio que apunte a equiparar las grandes deficiencias será TOTALMENTE efectivo y se ahondará más el “Apartheid Educativo".