El deporte en nuestra sociedad definitivamente es un tema pendiente. La ausencia de políticas oficiales definidas hacia el fomento de esta actividad es una deuda que debemos saldar. Es por esto que nos preguntamos si existen las posibilidades reales de ser estudiante y optar a ser un deportista profesional... ¿Se podrá?
Desde que ingresamos al colegio, pareciera ser que el deporte es una pérdida de tiempo. Se valoran mucho más las clases de lenguaje, matemáticas y ciencias, pero la educación física parece ser un ramo de segundo orden. Basta con ver las horas pedagógicas que se le dan a cada una de las materias para sacar lógicas conclusiones.
Por otra parte, en nuestro país existe el problema del financiamiento para el deportista, sobre todo si estamos hablando de la alta competencia. La gran mayoría de los jóvenes deportistas no tiene apoyo económico para sus promisorias carreras. Al no contar con políticas donde sea el Estado (y no un gobierno) el que aporte en este sentido, deben ser sus propias familias las que deben asumir los costos que implica entrenar y competir. Además, prácticamente no existen facilidades que permitan compatibilizar el tiempo de los estudios con las horas de entrenamiento y competencia. Muchos descuidan sus estudios, o al revés; deben dejar la práctica competitiva del deporte por privilegiar sus estudios.
Una de las instituciones que brinda la posibilidad de conciliar los estudios y el deporte es el ‘Centro de Educación para Deportistas de Alto Rendimiento’. Aquí se ofrecen los servicios de acceso al colegio a través de Internet para alumnos y apoderados, clases presenciales o a través de Internet con guías, ejercicios, pruebas y contenidos de cada unidad, además de docentes preparados para trabajar con niños deportistas.
Eso sí, el costo es altísimo. La matrícula del modo presencial vale 250 mil pesos, y su valor anual tiene un precio de $1.700.000 (casi como una carrera universitaria). Por su parte, la modalidad on-line tiene un costo anual de 950 mil pesos, y una matrícula de 150 mil pesos.
Por su parte, el Instituto Nacional de Deportes tiene su ‘Centro de Alto Rendimiento’ (más conocido como CAR), ubicado al costado oriente del Estado Nacional, y tiene como finalidad otorgar una ayuda integral a deportistas de elite, contemplando asistencia física, técnica, deportiva, sicológica y social.
En Arica, el Club Deportivo de la Universidad de Tarapacá, en abril pasado, inauguró la inscripción para estudiantes básicos y secundarios con el fin de fomentar la actividad física.
De todas maneras, la mayoría de los colegios no tiene implementado un sistema dar facilidades de tiempo para que sus estudiantes que tengan una vocación y una formación de deportistas, puedan conciliar ambas actividades.
Son precisamente las universidades quienes han comenzado a tomar en cuenta el tema, creando distintos tipos de becas deportivas. Jeremías Israel, connotado motociclista chileno, luego de un largo tiempo de carrera, entró hace unos años a estudiar publicidad en la Uniacc con una beca deportiva. “Me han otorgado un beca, puesto que habrá ocasiones en que tendré que faltar, viajar y cosas por el estilo”, señaló en su momento.
Francisca Herrera (22) es una joven estudiante de cuarto año Medicina Veterinaria de la Universidad Mayor, y cuando estaba en el colegio practicó patinaje en velocidad hasta que una lesión la llevó a retirarse. Estudió en el Colegio SEK, donde asegura “me entregaban las facilidades de tiempo con los trabajos, tareas y pruebas”. Participó en diversos torneos, e inclusive viajó a Buenos Aires por el colegio a competir. Pero respecto al apoyo económico, fue su familia quien tuvo que correr con los gastos.
Sin lugar a dudas, es el Estado quien debiera tener políticas definidas al fomento del deporte desde temprana edad. No debiesen ser las familias quienes financien estas actividades, puesto que se estaría discriminando a los sectores más humildes de nuestra sociedad.