Haciendo una búsqueda para este post me he encontrado con cientos de noticias que dicen que tener un smartphone –o celular inteligente- es indispensable. Aunque soy usuaria de este aparato adictivo, considero que no es así. No me resigno a que un celu controle mi vida y que me mantenga pegada a su pantalla. Ya es mucho con el computador para estudiar y trabajar, así que ¿seguir obsesionada con el teléfono? No, gracias, paso.
Lejos de proponer que no se usen celulares, porque en verdad son super necesarios para estar con contacto con el resto de la humanidad, invito a que el tiempo dedicado a manipularlo se reduzca al mínimo. Por ejemplo, teniendo uno sin plan de Internet Móvil (accesibles, pero no tan baratos y eficientes como los pintan las compañías). Total, éstos “agarran” señales Wifi abiertas con facilidad y que, hoy en día, no son difíciles de encontrar en el metro, servicentros, liceos, bibliotecas, etc.
La idea es darle una mirada rápida a las redes sociales y al mail cuando se pase por los sitios mencionados ¡y ya! Difícilmente uno se podría poner a hacer un trabajo para el colegio desde el mismo dispositivo. Eso queda para el PC de la casa o el notebook personal.
De todos modos, los adictos a esta tecnología crecen en el mundo, así que ojo con las señales de alerta como llevar el teléfono al baño y revisarlo cada dos minutos. Tal dependencia provoca –según expertos- cuadros de estrés y trastornos del sueño. De hecho en Inglaterra bautizaron como Nomofobia (no-mobile-phone phobia) la ansiedad y angustia que produce estar sin celular. El concepto surgió como resultado de un estudio realizado por la Agencia You Goy en el que más del 50% de los consultados expresó tener temor a estar sin el teléfono móvil a mano o fuera de su vista. También, dijeron sentir angustia cuando éste agota su a batería, no tiene saldo o está sin cobertura de red. Al no tenerlo a mano ni funcionando, el mal provocaría en los afectados una sensación de aislamiento desesperante. Incluso psicólogos sostienen que el contacto desmedido con el celular se debe a que estos aparatos entregan un acceso inmediato a la posibilidad de hablar con otros, lo que brinda seguridad y placer.
Por eso ¿por qué no mejor dejar tiempo para relacionarnos con nuestras familias y amigos cara a cara? Darse tiempo para compartir, comer tranquilos, carretear y hablar directamente de nuestros temas con los amigos... ¿Para qué perder la vida en un mundo 2.0 ultra mentiroso y ficticio? Al menos yo no le encuentro mucho sentido.