Los ocupamos diariamente y les entregamos, casi literalmente, toda nuestra vida. Saben de nuestros amigos, confidencias, claves y los lugares en los que hemos estado. Se trata de Facebook y Google, dos de las páginas más populares de Internet.
Recientemente, los fundadores de los nuevos “gigantes tecnológicos” negaron haber cedido información al gobierno de Estados Unidos. Esto a raíz de unas filtraciones que aseguraron que la Agencia de Seguridad Nacional espiaba a los usuarios de distintos servicios de Internet.
Pero más allá de lo que puedan hacer en el país del norte, si pensamos en nuestra actividad virtual, podemos sentir que poco tenemos que ver con espionajes y violaciones a nuestra privacidad. Quizás no compartamos ninguna información demasiado comprometedora y que no haya razones para nos vigile la Brigada del Ciber Crimen de la PDI. Sin embargo, se trata de algo mucho más sutil. ¿Te has preguntado realmente cuánto sabe Facebook y Google de ti? Al entregarles tanta información, facilitamos que estas compañías puedan compartir nuestros datos a organismos gubernamentales u otras empresas. Y lo que es más simple: permitimos que nuestra información pueda ser usada en nuestra contra.
Una demostración bien clara es un experimento realizado por la Federación Belga del Sector Financiero. Se trata de un video donde un supuesto vidente adivina sorprendentes datos personales de quienes lo visitan. Lo que no saben es que detrás de un telón se encuentra un equipo de informáticos extrayendo los datos de toda la trayectoria virtual de las personas. “Tu vida entera está en línea, y se pueda usar contra de ti”, advierten.
Por otro lado, y con menos producción, otro experimento reveló cómo las personas exponen datos comprometedores en Facebook. Callum Haywood, estudiante británico de 18 años, creó un sitio llamado We know what youre doing.com (“Sabemos lo que estás haciendo”). La página contiene cuatro secciones: “¿Quién quiere ser despedido?”, “¿Quién tiene caña?”, “¿Quién está tomando drogas?” y “¿Quién ha cambiado su número telefónico?”. En cada columna se exponen estados de Facebook reales que contienen precisamente mensajes de odio contra jefes, anuncios sobre estados etílicos y números de teléfono (aunque no se publican completamente).
Ya sea para compartir toda nuestra vida en Facebook, o a través de cualquiera de las múltiples funciones de Google, estos creativos experimentos nos demuestran lo fácil que es rastrear nuestras vidas virtuales. A lo mejor todavía no hay jefes que puedan despedirte por un comentario poco profesional en tu Facebook, o quizás tampoco tienes una cuenta bancaria millonaria con datos que compartiste por Gmail, pero sí hay otros peligros. Un profesor molesto por un comentario burlesco en contra de él o algún compañero psicópata que utilice tus datos online para jugarte una broma pesada, no son situaciones poco probables en el mundo actual.
Por eso, si bien sabemos que Facebook y Google nos solucionan la vida en muchos aspectos, también debemos cuidar la información que le entregamos. Es cierto que saben tanto de nosotros como nuestros mejores amigos, pero sin la lealtad de saber guardar nuestros secretos.