Los Picapiedras, Los Supersónicos, Catdog, La Vida Moderna de Rocko, La Vaca y el Pollito, Hey Arnold!, Doug, Animaníacs, Bob Esponja, Dragon Ball, Los Súper Campeones, Rugrats, Las Chicas Superpoderosas. Luego de leer estos nombres, ¿qué se viene a la mente?
10 o 20 años atrás esto era lo que veíamos al prender el televisor. Una familia que vivía con todas las comodidades entre dinosaurios que milagrosamente no los atacaban, pero sí hablaban y más encima les ayudaban en los quehaceres del hogar y sus trabajos.
Por el contrario, Los Supersónicos vivían en el año 2062, con casas suspendidas en el aire, transportándose en autonaves y comiendo ínfimas pastillas para alimentarse. La última versión positiva del futuro, sin problemas medioambientales ni crisis económicas. Dos animales pegados por su parte trasera, eso sí era raro. Nunca se entendió cómo hacían sus necesidades, sin considerar que ni siquiera pertenecían a la misma especie y que, peor aún, son enemigos naturales según el mundo. ¿Alguien conocía a los Wallabies antes de que Rocko se apoderara de nuestras pantallas? Lo dudo. Un minicanguro proveniente de Australia, que recién llegaba a los Estados Unidos, era amigo de una vaca criada por lobos, de una tortuga y vecino de dos sapos. Pura diversidad.
La adolescencia... ¿cómo no hacer dibujos animados de esta tan difícil etapa? Donde no tienes idea qué pasa con tu cuerpo, con tu mente, con lo que quieres y lo que no. Así es como Hey Arnold! muestra su peculiar familia, viviendo típicos problemas de un niño que va al colegio, tiene amigos y quiere ser buena persona. Si algo nos enseña este rubio cabeza de balón es que si actúas, bien siempre tendrás recompensas.
Por otro lado, Doug tiene una familia más convencional pero que también representa el típico vivir adolescente, donde uno se enamora de la compañera de curso y, por supuesto, tiene temor a decírselo y ser rechazado.
El animé siempre ha sido popular. Partidos de fútbol que duraban horas y horas, una sola jugada podía ser el capítulo completo; un extraterrestre similar a un humano, con el pelo negro alborotado y que tiene cola y poderes, quiere salvar al planeta tierra demostrando una gran perseverancia. Eso sí que es un modelo a seguir. ¡Bebés acosados por una prima muy desagradable! Monitos que también enseñaba a ser persistente, a superar los obstáculos y respetar colores y etnias, sin considerar que desde ahí todos pensamos que los pequeños tienen lenguaje propio y se ríen de los adultos.
Prendemos el televisor ahora y vemos a un niño de 10 años que tiene muchas temporadas en el cuerpo y que pretende salvar al mundo usando su polera de la suerte. También vemos a otro niño de 10 años, quien inicialmente tiene una vida tan mala que gana padrinos mágicos, seres que le alegran la vida y le ayudan a ser feliz, acompañándolo dentro de una pecera mientras sus padres lo ignoran casi por completo.
Según diversos rankings, los dibujos animados de los '90 alcanzaron alta popularidad; Pedro Picapiedra, Oliver Atom, Gokú y Tommy Pickles son sólo algunos de los personajes más conocidos de la televisión. Sin embargo, la familia que resiste estoica el paso de los años son Los Simpsons. Día a día muestran las enfermedades de la sociedad a través de un padre alcohólico y algo violento, pero de buen corazón; una mamá dedicada a su familia, e hijos muy diferentes entre sí. Con 24 temporadas y más de 500 capítulos al aire, son la familia disfuncional que más dinero ha recaudado. De hecho, son tan populares que la famosa expresión de Homero, “D’oh”, fue incluida en el diccionario del inglés de Oxford en el 2001.