Estudiar en un liceo industrial o técnico lucía como una gran opción hace una veintena de años: los campos laborales para los titulados eran diversos y entrar a la universidad no estaba en los planes de muchos. Sin embargo, hoy la realidad ha cambiado: la promesa laboral de estos establecimientos se ha reducido a menos de un 50% de titulados, sueldos que pocas veces superan el mínimo y una considerable competencia con egresados de institutos y cursos.
Fernanda entró a primero medio a un liceo industrial hace 8 años. Cuando eres pre-adolescente muy pocas veces sabes con certeza a qué quieres dedicarte el resto de tu vida, razón por la que su madre optó por "asegurarle" su futuro en este establecimiento. "No me gustaba el liceo comercial, pero me iba bien... los profes me querían y tenía muchos 7", recuerda Fernanda. Pese a las intenciones de su mamá, y sus buenas notas, cuando egresó y se tituló en cuarto medio se enfrentó a un panorama desolador: nadie quería contratarla.
De todas formas la "Feña" nunca quiso ser contadora, sólo quería juntar dinero un años antes de entrar a la universidad, año que finalmente terminó trabajando en empaques de supermercados, cajas en tiendas de ropa y de promotora. En realidad estuvo obligada a hacerlo, puesto que en la PSU sacó al rededor de 470 puntos y no le alcanzó ni para la carrera ni para postular al Crédito con Aval del Estado.
"Me sentí algo frustrada ese año. No podía trabajar con mi título de Contabilidad ni podía entrar a la U", comenta algo triste. "Es fome sentir que pierdes un año de tu vida cuando tienes ganas de hacer cosas, de estudiar", señala.
Al siguiente año, con apoyo de un pre universitario intensivo de julio a noviembre, su puntaje subió a 510 como ponderación a Kinesiología. Fernanda no quería "perder" otro año, así que no le quedó opción que ingresar a una universidad privada y endeudarse -al menos le aceptaron el CAE-. "Hubiese preferido entrar a un liceo científico-humanista y luego a una universidad tradicional, con una beca. Tampoco puedo culpar a mi mamá, ella hizo lo mejor que pudo", cuenta Feña.
El caso de ella es igual o similar a la de la mayoría de los jóvenes que ingresan a un liceo técnico. Si bien estos establecimientos los preparan para el mundo laboral, el campo no existe y los que logran acceder al trabajo, ganan una miseria de dinero. Por otra parte, si quieren rendir la PSU, según indica el Mineduc, el 70% obtiene menos de 500 puntos y solo casi el 1% alcanza a superar los 600, puntaje exigido en la mayoría de las carreras.
¿Realmente sirve de algo estudiar en este tipo de liceos? ¿Qué experiencias conoces tú?