Si bien con la Ley de Inclusión se busca terminar con la discriminación en todos los establecimientos que reciben recursos públicos, existe un práctica al interior de los colegios que es más habitual de lo que parece: separar a los alumnos en cursos de acuerdo al rendimiento, algo que según un artículo publicado hoy por El Mercurio, realiza al menos el 41% de los liceos.
Aunque la idea de agrupar a los mejores con los mejores, es potenciar aún más el desempeño de los alumnos con rendimiento académico destacado, un estudio demostró que bajo este criterio no se consiguen los resultados esperados. En este sentido, la investigación indica que los colegios que realizan estas divisiones, consiguen entre 12 y 18 puntos menos que los que no agrupan a sus alumnos.
Sobre este tema, el investigador del Centro de Políticas y Prácticas de Educación (Ceppe) de la Universidad Católica, Ernesto Treviño, explica que sólo unos pocos estudiantes destacan levemente, y que la mayor parte de estos alumnos (agrupados) aprende menos de lo que debería.
Por su parte, el investigador del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE), Juan Pablo Valenzuela, agrega “que esta medida es más frecuente en colegios municipales, científicos humanistas y con estudiantes vulnerables”.
No obstante, Valenzuela aclara que un 68% de los directivos ha manifestado estar de acuerdo con eliminar esta práctica, pese que a un 70% cree que de esta forma se potencian a sus mejores alumnos.