Si constantemente te molestan por estar fotografiando tu comida y subirla a Instagram, puedes quedarte tranquilo, pues según un estudio realizado en Estados Unidos, esta “mala costumbre” es en realidad una buena forma de disfrutar aún más tu plato.
De acuerdo al experimento llevado a cabo por dos universidades norteamericanas, fotografiar tu comida la hace más apetecible y, por ende, nos permite saborear de mejor forma los alimentos.
La explicación se centra en que el tiempo que tardamos en encuadrar, elegir un filtro y finalmente subirla a las redes sociales, es suficiente para que nuestro cerebro se prepare para algo rico. Un efecto similar al que consiguen las cadenas de comida rápida con sus productos.
De esta forma, el estudio arrojó que quienes fotografiaron su comida, aseguran haberla sentido mucho más sabrosa que los que no lo hicieron. Eso sí, este fenómeno se dio principalmente con los platos que contenían mayores calorías.
Fuente: Huffington Post