La verdad es que esta es la primera vez que contaré esta parte de transición de mi vida. Nunca son fáciles los cambios, es verdad. Es normal que afloren muchas preocupaciones o miedos cuando nos enfrentamos a situaciones desconocidas, sobre todo cuando somos niños. Si tenemos la orientación de nuestros padres, se nos hace más fácil ya que ellos sólo buscan lo mejor para nosotros. Pero si estamos solos, buscamos orientación en nuestra decisión en adultos o amigos de confianza. Pueden haber muchas razones por las cuales deseas o tus padres desean cambiarte de colegio. Ya sea porque quieren postularte a algún liceo emblemático como fue mi caso, tal vez por motivos económicos, o tal vez porque estas sufriendo mucho bullying en tu colegio actual. Sea cual sea el caso, espero que con mi experiencia que te contaré, te sirva para que tomes una decisión correcta.
Año 2004, tenía 14 años. Yo estaba cursando octavo básico en un colegio particular de Maipú junto con mi hermano, cerca de mi casa. El colegio tenía sólo hasta octavo, por lo que sí o sí debía cambiarme para cursar la enseñanza media. Mi experiencia en el colegio que estaba hasta ese entonces (que no nombraré por razones obvias) fue casi fatal: como fui uno de los mejores alumnos de mi generación, las burlas de mis compañeros era casi una rutina para todos ellos. En ese tiempo no existían las redes sociales todavía, por lo que las malas experiencias más que nada quedaban en el salón de clases. Sin embargo, sabía que era sólo una etapa corta por lo que más adelante esto sería sólo un episodio aislado. Este hecho me inspiró para algo: sabía en mi interior que era más que mis compañeros de clases. Yo tenía metas, sueños, y ellos no sólo se preocupaban de pololear, el bullying entre ellos, carretes y etc; cosas superfluas. En ese entonces sin querer mi madre me dijo que postulara a un liceo emblemático para continuar mi enseñanza media, que no perdía nada con intentarlo. La sola idea me pareció genial. Me imaginé las caras de mis compañeros de clases al saber que había quedado en uno de los mejores liceos del país, me motivó. Fuimos a buscar el temario para las pruebas de selección, y para nuestra sorpresa, para la prueba de matemáticas de todo el temario, sólo tenía conocimiento de un 30%, y lo mismo para la prueba de matemáticas. Me sentí muy mal. Sentí que iba ser imposible quedar ya que no alcanzaría dentro de un poco más de un mes a estudiar la materia que debieron pasarme en ese colegio. Sin embargo, mi madre me motivó para que estudiara como si no hubiera mañana. Y así lo hice.
Sólo habían 21 cupos para primero medio. Postularon cerca de mil muchachos. ¿Adivinas lo que ocurrió? Sí, quedé en tercer lugar del ranking, dejando fuera a más de 900 alumnos de distintas comunas del país. Aún recuerdo ese papel pegado en uno de los muros del patio del que sería mi próximo liceo. Grité ¡Lo hice *inserte garabato aquí*! de la emoción que me invadió (fue mi primer garabato frente a mis padres). Recibí las felicitaciones del director del liceo que me recibía, de toda mi familia, del colegio del cual me iba, y bueno, tal como quería cuando me lo propuse, también la envidia de mis compañeros.
Cuando me fui del colegio mixto la verdad en que no sentí nostalgia. Había tenido malas experiencias por lo que más deseaba era irme y no volver. Ahora con el paso de los años, tuve la oportunidad de revisar en Facebook en qué estaban mis queridos "compañeros" de la básica. De las 14 niñas que vi en redes sociales, todas madre solteras. De mis compañeros, sólo un par eran universitarios igual que yo, y el resto habían sido padres solteros, flaites o de institutos profesionales. Ninguno marcó la diferencia.
La llegada a mi nuevo liceo era llena de ansias y sueños. Ahí conocí el valor del esfuerzo, distintas realidades con mis amigos sólo de hombres. En mi grupo que éramos cinco y crecimos juntos en la enseñanza media, todos ellos pololeaban menos yo, por lo que hasta el día de hoy me tiran tallas sobre estas juntas las cuales yo no iba (por razones obvias). Fuera de todo, el colegio cumplió con las expectativas que yo esperaba. Profesores comprometidos con nuestra educación, un nivel de exigencia alto, puntajes PSU altos, etc. Sobre el tema del bullying, igual había, pero no tan enfermizo por mi anterior experiencia. Estaba más grande y sabía sobrellevarlo.
En mi liceo la verdad es que fueron años muy lindos. Conservo los mejores recuerdos de mis amigos del liceo, incluso nos seguimos juntando después de 7 años de egresados. Un par ya se casaron y fueron padres, profesionales, pero casi todos quedamos en universidades tradicionales o privadas becados, es casi tan bueno.
Espero que mi experiencia te sirva para darte cuenta de que no importa la edad que tengas o las dificultades que enfrentes: si tienes una meta o un sueño; ponte y marcha y cúmplelo. Siempre se puede.