Conversamos Francisca Egaña del Sol, Psicóloga y Directora Ejecutiva de Fundación Portas, sobre las dificultades que enfrentan los estudiantes que ingresan a la Educación Superior.
¿A qué se dedica Fundación Portas?
Fundación Portas trabaja con jóvenes que viven en contextos vulnerables y que estudian en la educación superior, acompañándolos desde que ingresan a sus carreras hasta que obtienen un título y se insertan en su primer trabajo profesional.
¿Cómo los apoyan?
Por medio de una beca económica de $38.000 mensual y un programa que a modo de malla curricular paralela va desarrollando en los estudiantes habilidades personales, académicas y profesionales. También reciben apoyo académico, porque nuestra tarea es disminuir la deserción académica y que los jóvenes logren titularse.
¿Qué es la deserción académica?
Se usa el término para referirse al abandono del sistema educacional. En Chile cerca de 250 mil jóvenes provenientes de hogares de los dos primeros quintiles de menores ingresos accede a la educación superior, pero una cifra mucho menor logra terminar esos estudios.
¿Qué lleva a los estudiantes a abandonar sus carreras?
Un estudiante puede desertar por muchos motivos. En general, desertan jóvenes con dificultades académicas y/o vocacionales, que presentan problemas familiares y/o que tienen dificultades personales-emocionales. Más allá de eso, a partir de nuestra experiencia hemos visto que en los sectores vulnerables los estudiantes también pueden desertar por carencias económicas, desnivel académico y/o dificultades en su integración al medio. Muchos de estos jóvenes son los primeros en sus familias en estudiar, por lo que no tienen referentes cotidianos que hayan pasado por lo mismo, lo que puede ampliar sus dudas y temores.
¿Qué debe considerar un joven que está pensando es seguir estudiando en la Educación Superior?
En general, elegir qué carrera estudiar implica para los jóvenes discernir qué quieren para su futuro. Es un proceso personal pero que está influenciado por lo que piensan sus familiares, profesores y personas cercanas. En Portas constantemente nos preguntamos si es correcto pedirle a un joven de 18 años que escoja su “vocación”. Es una palabra fuerte, con una tremenda carga emocional e histórica. Le estamos diciendo indirectamente: “Elige bien porque esto será lo que harás el resto de la vida”.
En este contexto, mi primera recomendación es que se informen, que investiguen, que vean con tranquilidad la amplia oferta que hoy existe. Para esto, es fundamental que consideren las áreas en que quieren desarrollar sus habilidades y potencialidades. Por otra parte, y es nuestra apuesta organizacional, es que los estudiantes visualicen la educación superior como un camino para alcanzar sus sueños y por lo tanto la decisión de elegir una carrera debiera estar guiada por su interés profundo por ser felices en la vida.
¿Desde tu experiencia en Portas, qué le recomendarías a un joven que no tiene claridad sobre la continuidad de sus estudios?
A estos jóvenes, les diría que vean la carrera como un norte que les abre oportunidades de desarrollo de ciertas capacidades y habilidades, pero que su futuro lo pueden ir direccionando y construyendo según el sentido que le van dando a su vida. Esto les dará más tranquilidad, libertad y confianza para el proceso de discernimiento. En definitiva, en Fundación Portas creemos que se debe promover que el estudiante decida informado y consciente, conectando el estudio o su futura carrera con elementos que le hagan sentido vital y que lo proyecten en el tiempo como persona.
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