Llegar a conocerte a ti mismo ya es un logro en la vida. Imagina ahora comprender a otro. Eso muchas veces juramos estar haciendo mientras pololeamos. Juramos alumbrar el más negro rincón escondido de sus sentimientos, aún cuando el querer y el entender son dos cosas muy distintas y no necesariamente van de la mano. El largo camino por tocar el corazón de los otros es tal vez el más difícil y exquisito placer que nos queda a los humanos. ¿De qué sirve el reconocimiento, la fama o la fortuna si nadie calentó nuestro pecho?
Vale la pena.
El problema es que nadie nos prepara para esta montaña rusa averiada que llaman " enamorarse", una suerte de locura programada siempre a punto de estallar por las cosas más pequeñas, absurdas y simples. Es parte de su encanto y su horror. Pero no nos detengamos en su forma, sino que vamos más allá: al fondo. De seguro que aquellos que actualmente se queman con el ardor mismo de la relación, han experimentado algunas de las clásicas situaciones que –en previos posts- hemos descrito: peleas, malentendidos, llantos, alegrías, etc.
Para ellos preparé una lista de siete consejos que me hubiera gustado haber leído de alguien con experiencia, alguien desengañado y maduro que me guiara en el camino. Esto del pololeo es lo más agridulce que existe, nada (por muy trillado que se lea) es color de rosas, así que si estas en tus primeros días de noviazgo y ya notas que algo raro sucede a continuación te dejo con algunas lecciones que te ayudarán en la relación:
1.- Es mejor pedir perdón que esperarlo
Mucho más si el culpable eres tú (y lo sabes). Da la nota de madurez y parte tú aceptando los errores, la otra persona lo va a agradecer. Si no comprendes esto todo se transforma en una lucha de quién tiene la razón.
2.- No eres psicólogo de nadie
Nada más apestoso que tener que aguantar a alguien que nos aconseja desde las alturas lo que debemos y no hacer. ¿Querrías eso para ti?, no lo creo, así que no se lo hagas al otro, eso déjaselo para sus amig@s.
3.- Las peleas son normales
Y son sanas, no cabe duda de eso. A veces es mejor dejarse llevar por la explosión de sentimientos y ser sincero con el otro, que mantenernos incorruptibles, mesurados y falsamente felices. Es una forma de terapia que termina (contra todo pronóstico) en las mejores reconciliaciones.
4.- El otro no es perfecto
Lentamente nos vamos desengañando de esa figura idílica que creamos del otro. En ese momento en donde se demuestra que tanto lo queremos realmente. ¿Te gustaba más el sueño de ficción que hiciste de él o este otro ser humano imperfecto?
5.- Tu pareja no lo es todo
Y por tanto nosotros no lo somos para él. Algo importante a destacar, si queremos sacarnos la estúpida fantasía de amor que se nos inculca, es que tenemos nuestra propia vida. Por tanto, tus acciones, tus sentimientos, tus deseos, no pueden girar en torno a los de la otra persona, debes mantener un espacio propio. No somos grupis ni seguidores de nadie, somos libres.
6.- Necesitas tiempo y recursos
Por muy material que se lea, esto es fundamental. Desde ya ten claro que tendrás menos tiempo para ti los fin de semanas y que (sobre todo si vives en Chile, un país machista) deberás hacer un gasto en regalos, salidas al cine y cenas.
7.- Por muy bonito que sea, todo llega a su fin
Es triste, pero la realidad es así. Créeme que no desecho la idea de que un amor pueda ser eterno, pero la verdad es que la gran mayoría de ellos acaba. Por tanto, no te mates en algo que estadísticamente se va a acabar. En cambio disfrútalo a concho y no te enrolles con pensamientos y reflexiones (como ésta).
No olvides comentar, saludos.
Imagen CC Ariadna Bruna