Un premio, una calle o una escultura se merece aquel genio que inventó la lista de asistencia. Además de ser el instrumento más eficaz para evitar que hagamos la cimarra, provoca -en cierto compa desafortunado- funestos efectos secundarios; daños colaterales, que parecen destinados sólo a aquel desdichado a quien los astros eligieron como último de la clase. Pobre aquel cuyo apellido empieza con Z. Pobre aquel último nervioso que levanta la mano. Pobre aquel que... o tal vez no tan pobre, si consideramos lo bueno, lo malo y lo feo de ser el último en la lista. Tranquilo pequeña lagartija, si eres uno de estos olvidados miembros de tu curso, aún hay esperanza. Cuek!
LO BUENO:
Posible mal rendimiento: ¿Hiciste una buena performance en la disertación? Después de que pasó el resto de personas, tu pasas sin pena ni gloria.Soledad: Si el profe designa las parejas por lista y en tu curso son una cantidad impar, el último siempre quedará sólo.
Eres un bizarro: Seguramente, tu apellido que empieza con X, Y o Z suena algo raro considerando los de tus compañeros. Esto suele ser motivo de burlas.
Todos se ríen de ti: Por todas y cada una de las razones expuestas anteriormente.
¿Te sentiste identificado? ¿Crees que faltó algo? Comenta.
Imagen CC Know Your Meme