Igual me considero una persona precavida, y todo lo de valor lo pongo en los bolsillos de mis chaquetas, pero los que van por dentro. Por ende, para robarme esas cosas deberían quitarme la chaqueta. En pocas palabras, casi nunca meto nada de valor dentro de mi mochila.
Y bueno, eso pasó. Alguien abrió mi mochila. No iba con ningún compañero, así que descarté la broma o robo entre conocido. Yo no me di cuenta porque el bus iba lleno, estaba de pie e iba con los audífonos. Al bajarme noté que uno de mis bolsillos estaba abierto y revisé cual fue el botín del ladrón, hasta que me di cuenta que me robó… un paquete de galletas.
Supongo que el ladrón pensó que la “haría” al ver a un pobre estudiante secundario desprevenido y me robaría algo de harto valor, pero no. Sólo fueron unas estúpidas y sensuales galletas. Supongo que se las comió, maldiciendo su mala suerte no le quedó otra opción que comérselas. O quizás el loco estaba muerto de hambre y la hizo sacándome ese aperitivo, en ese caso, la hizo… bien por él.
Bueno, a pesar de lo tonto que fue el robo que me hicieron, ustedes tengan cuidado. Hay bandas que se especializan en robar cosas dentro de las mochilas de los liceanos, puesto que si llevan alguna cosa de valor al colegio generalmente lo ponen en las mochilas, es decir, de donde es más fácil extraerlas. Así que sean cuidadosos (Y).
¿Ustedes han sufrido robos? ¿Cuál ha sido el robo más imbécil que les han hecho?
Imagen CC vía mariordo59