Recientemente un estudio realizado por Petter Kristensen, de la Universidad de Oslo y Tor Bjerkedal y miembro de las Fuerzas Armadas Noruegas, reveló que el coeficiente intelectual de los hermanos mayores es superior que el de los menores.
El estudió, que concluyó que los hermanos mayores tenían un CI de 103,2 mientras que los menores de 100,4, se basó en un test de inteligencia que se le aplicaba a los aspirantes a las Fuerzas Armadas en los años sesenta y setenta y contó con una muestra de 241.310 hombres de entre 18 y 19 años.
La lectura que se ha hecho de estos datos es que la mayoría de los padres han sido más exigentes y castigadores con sus primogénitos, situación que los condicionaría a ser más responsables con sus estudios, sacarse mejores notas y, por ende, a desarrollar más su inteligencia. Sin embargo, es innegable que muchas veces los hijos menores se ven más a la deriva respecto al cuidado de sus padres -quienes ya con hijos mayores, trabajo y cansancio acumulado no concentran toda su atención y energía en criarlos- que los mayores, debiendo superar más obstáculos por sí solos y forjando una personalidad más resolutiva, autodidacta e independiente. Porque por más estudios que intenten determinar prototipos y estereotipos, el desarrollo de nuestra inteligencia, cognitiva y emocional, está directamente relacionado con nuestro entorno, vivencias, intereses y estímulos. Es decir, por una serie de condiciones subjetivas irrepetibles y que no se pueden categorizar ni generalizar.
Sabemos que tienen mucho que decir al respecto así que cuéntenos, ¿son más inteligentes los hermanos mayores?
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