Sufrir de halitosis o mal aliento debe ser una de las cosas más pencas cuando comenzamos a entrar en la pubertad, nos gustan los chiquillxs y queremos darnos besitos o, peor aún, pedir pololeo.
Este problema, tan habitual en las personas, puede ser causado por mala higiene bucal, mala digestión, enfermedades a las encías, una dieta inapropiada, cigarrillo, diabetes, mal funcionamiento hepático o incluso por estrés.
Es importante que identifiques cuál es el motivo de tu mal aliento para determinar cómo combatirlo y puedas tomar cartas en el asunto. Una visita al dentista no estaría nada de mal si consideramos que la mala higiene bucal y las caries son el principal motivo del desagradable mal aliento. Aunque también hay quienes lo sufren sin necesidad de presentar problemas dentales. Para todos aquellos, una buena recomendación es andar siempre con pastillas de menta, un cepillo de dientes o enjuague bucal, como para no arriesgarse a pasar planchas, sobre todo cuando estamos en plan de conquista o coqueteando con alguien porque sinceramente el mal aliento es bien mata pasiones.
¡Pero no desesperar! Piensa que si el dentista no puede resolver tu problema, sí lo puedes atenuar evitando ciertos alimentos (ajo, cebolla, queso, salame, dulces pegajosos) y bebidas (cerveza, whiskey, café y vino), llevando una dieta balanceada en proteínas y carbohidratos, bebiendo suficiente agua para mantenerte hidratado, cepillándote los dientes y lengua con frecuencia, cambiando tu cepillo dental mensualmente y utilizando hilo dental al menos una vez al día.
Ya lo sabemos, a poner en práctica estos consejos y a preocuparnos de nuestros dientes, es muy fácil criar caries y sufrir las consecuencias de un aliento desagradable. Recuerden, no hay nada más rico que besar una boca fresca y de buen olor.
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