Como ya todos saben (o deberían saber), el DEMRE decidió alargar el periodo de inscripción para rendir la PSU hasta el 19 de agosto debido a la baja convocatoria que sufrió el proceso durante el mes de julio.
Dentro de los motivos que diversos medios han señalado se consideran el valor de la prueba, la preferencia por postular a lugares donde no exijan PSU rendida y la posible espera de leyes o reformas que aseguren mayores beneficios para estudiar. Sin embargo, la mayoría de los jóvenes que aún no se inscriben pertenecen a establecimientos públicos o subvencionados y pueden optar a la beca que ofrece la JUNAEB para cubrir el valor total de la prueba.
Pero ¿cuáles pueden ser los reales motivos por los que jóvenes no se inscriben para rendir la PSU?
Podríamos mencionar que quizás la mayoría de los no inscritos ven muy difícil la posibilidad de quedar en una universidad pública o tradicional mediante selección PSU, debido a que esta prueba ha demostrado ser un filtro de conocimientos, pero también serlo en lo social y económico.
De esta forma, quienes ingresan a estas universidades pertenecen en su mayoría a colegios pagados y a un sector socioeconómico alto o acomodado, evidenciándose la diferencia de oportunidades que existe en el sistema de educación chileno. A esto hay que sumar que cada día son más las universidades privadas y CFT que no piden PSU rendida, lo que puede ser un factor clave en la baja inscripción de jóvenes de colegios públicos.
Porque, a pesar de la posible diferencia de aranceles entre las universidades públicas y privadas, en cualquiera de los casos podemos recurrir a la opción más “popular”: endeudarse.
Resulta prácticamente imposible pagar aranceles mensuales de 200 ó 400 mil pesos cuando el sueldo mínimo en el país no supera los 193 mil pesos. Y de becas en el sistema público, ni hablar. Si no fuiste destacado ni estudioso hasta el punto de saber lo que no enseñan, no tienes posibilidades. Ante esto las universidades privadas y CFT han reaccionado ofreciendo una mayor cantidad de becas internas y beneficios.
Estudiar en la educación superior podría significar una gran carga en una familia “normal”, por lo que no resultaría extraño que muchos jóvenes hayan priorizado trabajar para ayudar económicamente en su hogar que generar un mayor gasto estudiando.
Por otro lado, también podemos considerar el gran número de embarazos adolescentes que en la mayoría de los casos coartan la posibilidad inmediata de seguir estudiando en la educación superior.
¿Tú ya te inscribiste?
(Foto de Reporteos)