Una reciente investigación publicaba por la Universidad de Middlesex, Reino Unido, plantea que la pornografía es el mayor referente para los jóvenes y adolescentes sobre relaciones sexuales. Esto iría de la mano a la deficiente educación sexual que reciben los jóvenes en sus colegios y también en sus hogares.
Uno de los mayores problemas de que la pornografía se convierta en el medio donde los adolescentes busquen información sobre sexualidad, es que deformaría completamente la forma de concebir relaciones sexuales sanas, placenteras y afectivas. Se establece que el porno reproduce estereotipos machistas, relaciones violentas, falsas expectativas y un modelo coitocéntrico, dejando de lado el cuidado mutuo. La mayoría de las veces, el porno reproduce relaciones heteronormativas, que podrían hacer sentir excluido y discriminado a jóvenes homosexuales.
Pero ¿quién debe decidir qué tipo de educación sexual reciben los jóvenes? Difícil respuesta. En mi opinión, sería ideal que los padres y los propios adolescentes expusieran cuáles son los temas, referidos a sexualidad, que consideran más trascendentales de tratar.
Porque, ¿quién más que los propios jóvenes saben cuál es la información que necesitan saber y la dudas que quieren resolver?
La educación sexual debería dejar de enfocarse sólo a lo científico, biológico y reproductivo, incluyendo además, lo afectivo y valores en relación a la solidaridad, cuidado y respeto en las relaciones sexuales.
Aunque resulta complejo imaginar que en establecimientos con marcada tendencia conservadora, como los colegios de monjas, curas, y católicos en general, acepten entregar una educación sexual que deje de lado -o por último, que mezcle o modernice- esa visión tradicional que posee la Iglesia Católica en pos de evitar deformaciones sobre lo que es bueno, malo, sano o no en una relación.
Porque no se trata de hacer juicios, sino de entregar un conocimiento íntegro de forma que los jóvenes puedan discernir entre los comportamientos que conllevan placer y los que conllevan violencia o inestabilidad.
En la medida que las dudas sean resultas de forma clara y oportuna, se dejará de buscar respuestas en el porno, que tanto complica a padres y profesores por el acceso irrestricto que se tiene mediante Internet y, que muchas veces, reproduce machismo y violencia, sobre todo hacia las mujeres. El entorno más próximo, como familia y amigos, también es importantísimo en este proceso, por lo que se recomienda que los padres sean capaces de crear un ambiente cálido, afectuoso, de confianza y respeto a la hora de abordar este tema con sus hijos o hijas.