Hoy, volví a ver a mi hermano vestido de pingüino para volver al colegio. Es su primer día en tercero básico y, hasta ayer, estaba reclamando porque no quería entrar. Sus ojos miraban con ilusión la posibilidad de poder, siquiera soñar, que llegara un mensaje de algún amigo diciéndole que aún quedaban unos pocos días de vacaciones, más no era así.
Se levantó casi a las 7 am, algo que en todo el verano le interesó hacer, se colocó esa camisa recién sacada del envase, con las marcas de estar guardada mucho tiempo. Para qué hablar de la corbata que le abrocho todas las mañanas porque él no sabe cómo hacerlo (y mejor que sea así, para que aún siga siendo un niño). Al verle la cara, casi lagrimosa, se podía sentir cómo el verano se le escapaba entre sus pequeños dedos mientras se acerca más y más a su establecimiento educativo. Y casi sin poder más se baja del auto.
Al entrar nuevamente al colegio, vio a sus amigos de la infancia, esos que alguna vez fueron a la casa a chutear un balón o a jugar playstation, otros que no había visto en todo el verano por diversos motivos, esos a los que les tenía muchas cosas que contar.
Cuando se acercó a ellos su cara se transformó, una pequeña sonrisa vislumbraba en su rostro de gran manera, cambiando por completo la expresión que había tenido desde que se enteró que faltaba una semana para volver a clases. Ahora ya sonreía, se fue a formar sin problemas mientras yo esperaba, junto a los demás apoderados el inicio de un nuevo año escolar.
Después de muchos discursos, se fue contentísimo a la sala de clases, no como otros niños que se ponían a llorar al ver a sus padres alejarse mientras los dejaban en un mundo distinto al que hace 2 meses los habían acostumbrado, todo volvía a ser estudio para ellos. En especial para los nuevos en esto que llegaban a Kinder.
Al salir del colegio, volvió con una cara muy feliz, comentó todo lo que había hablado con sus amigos mientras se cambiaba el uniforme esperando ponérselo al día de mañana para volver a la rutina, que mal que mal, le gusta.
Conté esta historia más que nada, para invitarlos a comentar cómo fue su primer día de clases. O uno que se acuerden que haya sido el primero ¿Lloraron? ¿Fueron los más felices con su uniforme nuevo? ¿Recuerdan cómo llevaban esa mochila con rueditas a clases?
Espero sus respuestas
Recordando la vuelta a clases
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Secundarios